¿A qué huele el espacio exterior? Científicos exploran los aromas del universo
Titán, la luna más grande de Saturno, se cree que huele a una mezcla de almendras dulces, gasolina y pescado en descomposición

El espacio exterior no solo es un silencio abismal: también tiene olor. Y no es precisamente agradable. Desde aroma a pólvora quemada hasta el hedor de huevos podridos, el cosmos está lleno de fragancias extrañas que revelan información clave sobre su composición química.
En el centro de esta exploración olfativa está Marina Barcenilla, científica espacial, perfumista y estudiante de doctorado en astrobiología en la Universidad de Westminster, en Londres. Fascinada por la pregunta "¿a qué huele el universo?", Barcenilla ha desarrollado versiones sintéticas de los olores del espacio para una exhibición del Museo de Historia Natural de Londres.
Uno de los casos más reveladores es el de Júpiter. El planeta más grande del sistema solar desprende una combinación nada apetecible: sus capas superiores huelen a amoníaco, un olor similar al de la orina de gato, mientras que más abajo la mezcla de amoníaco con azufre recuerda a una bomba fétida salida del infierno.
Más profundo aún, podrían detectarse compuestos orgánicos aceitosos con toques a ajo y gasolina, así lo recoge un reportaje de la BBC bajo el título From cat urine to gunpowder: Exploring the peculiar smells of outer space.
El olor de pólvora quemada
La Luna, por su parte, no escapa a estas características. Varios astronautas que caminaron sobre su superficie describieron el olor de su polvo como parecido a la pólvora quemada. Y en la Estación Espacial Internacional, el regreso de un traje espacial tras una caminata suele estar acompañado por un olor metálico intenso, similar al de un taller de soldadura, atribuible posiblemente a la formación de ozono por oxidación.
Helen Sharman, la primera astronauta británica, también relató que en su misión en la estación espacial Mir en 1991 percibió un olor particular al regresar de experimentos en el exterior de la nave. "Era como el olor de una soldadura metálica", dijo a la BBC.
Según la hipótesis de Barcenilla y otros científicos, muchas de estas fragancias se deben a la presencia de compuestos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), moléculas presentes tanto en los restos de estrellas como en combustibles fósiles en la Tierra. Estos compuestos pueden oler a solventes, plástico quemado o incluso a naftalina.
Pero no todos los olores del universo son ofensivos. Titán, la luna más grande de Saturno, se cree que huele a una mezcla de almendras dulces, gasolina y pescado en descomposición. En la nebulosa de Sagitario B2, cercana al centro de la galaxia, se han detectado moléculas como etanol, metanol y acetona, que evocan olores similares a los del alcohol o el quitaesmalte.
Uno de los casos más intrigantes es el del exoplaneta K2-18b, a unos 120 años luz de la Tierra. En 2023, el telescopio James Webb detectó la posible presencia de dimetil sulfuro (DMS), una molécula que en nuestro planeta es producida por fitoplancton y da lugar al característico "olor a mar". Según Subhajit Sarkar, astrofísico de la Universidad de Cardiff citado por la BBC, si uno pudiera navegar por un océano en ese planeta —y quitarse el casco— probablemente olería a col podrida.
- Barcenilla afirma que, aunque muchas veces pensamos en el espacio como un lugar inodoro, sus compuestos químicos flotan y reaccionan constantemente.
Su trabajo no solo busca recrear esas sensaciones, sino también despertar la curiosidad científica en quienes visitan la exposición. Su "cápsula olfativa de Marte", por ejemplo, ofrece un olor a óxido, polvo y humedad que remite más a un garaje viejo que a un paisaje extraterrestre.
A pesar de los avances tecnológicos, tal vez el aroma más valioso sigue siendo el de nuestro propio planeta. "Cuando regresé de la misión y abrimos la escotilla, el olor de la tierra húmeda y la vegetación me pareció absolutamente delicioso", recordó Sharman.