Aspirantes al poder
Pepe Mujica enseñó que no hace falta tener un discurso sofisticado ni una imagen fabricada.
A los setenta y tantos, José "Pepe" Mujica aseguraba que no tenía aspiraciones presidenciales. Llegó al poder a los 74 años, a pesar de que él mismo se consideraba demasiado viejo para ser presidente: "El problema no era de votos, sino de edad".
Tras haber vivido una intensa trayectoria como revolucionario, preso, político, funcionario público y legislador.
Siendo ya un anciano, se convirtió en un presidente reformador, uno que impulsó cambios sin buscar beneficio personal. En estos tiempos, somos reacios al cambio, a aplicar la ley, a hacer las cosas de manera distinta.
Mujica ya lo advertía: "Leo papeles de políticos de los (años) 40 y me encuentro con tipos más modernos que ahora".
En República Dominicana enfrentamos desafíos urgentes que requieren esa misma valentía: una sensación de inseguridad persistente, el consumo de drogas en aumento, jóvenes que pierden la esperanza, y una profunda inversión de los valores éticos y morales. Nuestro sistema educativo no forma ciudadanos preparados para responder a los retos productivos del país.
Y mientras tanto, los líderes políticos parecen más interesados en ofrecer respuestas políticamente correctas que en atacar las raíces. Pepe Mujica enseñó que no hace falta tener un discurso sofisticado ni una imagen fabricada.
Hace falta coraje. Hace falta hablar claro, vivir con coherencia y actuar con sentido histórico. Mujica no gobernó desde la ideología vacía; todo lo contrario. Reaccionó frente a la ideología sin resultados.
A pesar de haber sido apoyado políticamente por los líderes suramericanos de la época, Hugo Chávez, Lula da Silva, Cristina Kirchner, fue pragmático, y su pensamiento los superó.
Los países no necesitan aspirantes al poder, sino líderes con convicción, que entiendan que gobernar es buscar soluciones, no solamente administrar problemas.
Más que cualquier otra preocupación, debería alarmarnos el desencanto de la juventud y la falta de un horizonte claro que no se resolverán copiando modelos ajenos, sino asumiendo soluciones a la medida de nuestras necesidades.