Tiempo de ajustes
El Ministerio Público tiene la responsabilidad de depurar con rigor sus expedientes
Innegable es el esfuerzo que, en los últimos cuatro años, han hecho el Ministerio Público y la Policía Nacional en la persecución de la corrupción, el narcotráfico, las estafas y el crimen en general.
Y, si miramos las decenas de auditorías que la Cámara de Cuentas dice haber remitido al Ministerio Público para su evaluación, se puede suponer que quedan municiones para rato. Pero esta lucha puede mejorarse si se evita el arrastre de inocentes a los expedientes.
Basta con revisar casos en los que personas que actuaron dentro del marco de la ley terminaron vinculadas en casos delictivos. El Ministerio Público tiene la responsabilidad de depurar con rigor y evitar que el sistema se convierta en una trituradora de reputaciones. Los medios de comunicación, por nuestra parte, debemos entender que una imputación no equivale a una condena. Humildemente nos referimos a aquella expresión, piedra angular del derecho: "Es preferible que cien personas culpables escapen a que un solo inocente sufra".
Este modelo que puede aplicarse de manera arbitraria afecta a quienes, de buena fe, prestan un servicio o participan en la compra o venta de un bien a un tercero que luego resulta imputado. De golpe y porrazo, su nombre aparece en un expediente penal y, con ello, su vida profesional y personal queda en entredicho. ¿Cuántos profesionales con décadas de ejercicio intachable han sido arrastrados a procesos judiciales sin justificación?
El problema es que, aunque después se demuestre su inocencia, el daño ya está hecho. Una aclaración, si acaso llega, nunca tiene el mismo impacto que un titular acusador. En una sociedad donde el derecho al honor debería estar tan protegido como el acceso a la justicia, no podemos permitir que la reputación de las personas quede expuesta sin pruebas suficientes. El país necesita un sistema de justicia que sancione el crimen con contundencia, pero con el mismo rigor debemos proteger a los inocentes de ser arrastrados sin motivo. Aprovechamos el momento, para sugerir que se hagan esos ajustes.