¿Y qué de la Embajada?
A diario monitoreo la página web de la embajada de los Estados Unidos en el país y la agenda pública de Robin Bernstein en busca de alguna señal, metamensaje o sugerencia implícita de lo que piensa el gran coloso del norte del evento del 5 de julio próximo. Ni siquiera políticos y periodistas pretendidamente bien informados filtran la célebre “encuesta de la Embajada”. No existe el menor asomo de un Pompeo y el vacío se acrecienta por el fino tacto y la prudencia de la señora embajadora, diferente a su antecesor que no guardaba modales propios de la diplomacia. Atentos pues a cualquier gesto o visita de apariencia inocente que provenga de la Embajada. El Tío Sam nunca se queda sin bailar y mucho menos fuera del juego.