Imprudencias que cobran vidas
La muerte absurda de un campeón

El domingo 29 de junio, el joven boxeador Walberson Meléndez tenía programado subir al ring, iba a tratar de extender su racha invicta a 16 peleas ganadas, meta que no pudo materializar porque ese mismo día perdió la vida a causa de los golpes recibidos el jueves pasado cuando un "motorista calibrador" lo atropelló.
Walberson, de 29 años, con una condición física excepcional y miembro de las Fuerzas Aéreas Dominicanas, había representado al país en varias competencias internacionales. Su entrenador Miguel Pérez (Guelo), lo describe con estas palabras: "Era la referencia para los nuevos boxeadores de nuestra escuela".
Pensar en las horas de entrenamiento que debió invertir Meléndez para prepararse, las rígidas dietas que tuvo que llevar, la inversión económica que realizó su familia, el sacrificio de entrenar mientras otros celebran; para terminar de esta forma.
El homicida, uno de los tantos imprudentes que no quieren entender que las motocicletas se hicieron para andar en dos ruedas, se dio a la huida, mientras el púgil y un sobrino que le acompañaba yacían tirados sobre el asfalto en el sector Los Salados, de la provincia Santiago.
¿Un accidente?
Aunque en muchos medios de comunicación se describe el trágico suceso como un accidente, la muerte del pugilista santiaguero no debe ser vista como un hecho aislado ni accidental en un país donde "los calibradores" han invadido las calles. Que un hombre de 70 kilos corra sobre una goma a todo dar en una moto que puede pesar hasta 220 kilogramos y se lleve por delante a una persona, no tiene nada de accidental, en efecto, cuando se hacen maniobras en lugares donde transitan otros vehículos y peatones, lo más común es embestir a alguien.
Lo descrito lo veo a diario al caminar por sectores como Sabana Perdida, Villa Mella y Los Mina; donde quienes protagonizan estas acciones son en su mayoría jóvenes, rebeldes, temerarios que viajan cargados de más adrenalina que cordura.
Por si en algún lugar distante de Dembolandia, alguien todavía no conoce las características del calibrador, les cuento que a esta especie de la fauna tropical caribeña, le encanta rebasar vehículos grandes, no suele usar cascos, se le importa andar sin luz de noche y hacer zigzag en los tapones.
A los nuevos amos de nuestra Comala, con frecuencia los vemos transitando sobre las aceras, exceden los límites de velocidad y creen que cruzar el semáforo en rojo les proporciona las mismas habilidades que a Mario Bros coger el hongo.
Esas imprudencias, unidas a la dejadez con que las autoridades de tránsito ejercen sus funciones, cobran vidas a diario, de hecho, el Observatorio Permanente de Seguridad Vial (Opsevi), registra que en 2024 fallecieron 3,114 personas en accidentes de tránsito, unas ocho muertes por día.
No, no deben caer otros Walberson, más gente valiosa no debe morir para que las autoridades de tránsito: Digesett e Intrant, entiendan que deben frenar esta situación. Es necesario que comprendan que es su deber poner fin a las acciones de una turba de desaprensivos que implanta terror en las calles de República Dominicana.