De la fascinación a la acción: acortar la brecha en el uso de la IA
Brecha digital y falta de datos, los grandes frenos de la IA en las PYMES
La inteligencia artificial (IA), y en especial la IA generativa, avanza con soluciones y resultados cada vez más extraordinarios. Sin embargo, entre su potencial y lo que realmente implementan las empresas, aún hay una gran brecha.
Estudios recientes revelan que tanto las grandes corporaciones como, en mayor medida, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) no han logrado incorporar la IA al ritmo esperado. Un 42 % de las grandes empresas han cancelado proyectos piloto, y muchas han tenido que recontratar personal para funciones que se pensaban automatizadas. En los países en desarrollo, la adopción avanza más lentamente. A nivel global, el 78 % de las empresas utilizan alguna herramienta de IA; en América Latina, la cifra baja al 45 %. Sin embargo, el uso efectivo dentro de las organizaciones es mucho menor: apenas un 5 % en microempresas de servicios y hasta un 7 % en grandes empresas de la región.
Los obstáculos son múltiples: baja digitalización, sistemas desconectados, escasa generación y gestión sistemática de datos. Estos factores limitan el aprendizaje automático, afectan procesos internos clave y dificultan la inteligencia de mercado, especialmente en contextos regionales donde la información sigue siendo fragmentada o poco accesible.
La República Dominicana fue pionera en la región al lanzar una estrategia nacional de IA con cuatro ejes: gobierno inteligente, hub de talento, hub de datos y liderazgo regional. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para traducir esa visión en resultados concretos. Como señaló recientemente el director de la CEPAL, superar las trampas del desarrollo requiere integrar la IA en todas las estrategias nacionales, incluyendo las de exportación.
Mientras tanto, nuestras empresas —especialmente las PYMES— se enfrentan a una realidad urgente: no basta con usar herramientas como ChatGPT o seguir los avances de gigantes tecnológicos. Es imprescindible transformar sus sistemas internos, capacitar al personal y adaptar sus modelos de negocio. Las áreas más activas en IA —tecnología y servicios profesionales— tienen además la responsabilidad de acompañar este proceso de transformación.
La verdadera brecha (muy grande en nuestro país) no es solo entre quienes tienen o no acceso a internet, o entre quienes dominan o no herramientas digitales. Está también entre quienes entienden dónde agregar valor humano y empresarial frente a una IA que mejora cada día. Si no se rediseñan los apoyos a las PYMES para que aprendan a generar y proteger sus datos, automatizar procesos y usar IA con eficiencia, corremos el riesgo de quedarnos rezagados aún más.
Las universidades y centros técnicos deben formar talentos con competencias técnicas, pero también con habilidades blandas como pensamiento crítico, creatividad y comprensión de contextos sociales y culturales. Solo así podremos construir modelos de negocio donde la IA sea un aliado, no una amenaza.
El momento de actuar es ahora. Gobiernos, instituciones de apoyo empresarial y el sector privado deben acelerar el cambio cultural y operativo. No se trata de subirnos al tren sin ponderar, análisis y ver lo que aporta y conviene. En medio de cambios vertiginosos, la IA no es una moda ni un lujo: es una herramienta fundamental —que debe ser regulada éticamente— para competir y prosperar en mercados que ya están siendo moldeados por quienes sí la dominan.