« ¿Tú sabes quién soy yo...?»
Cuando la arrogancia sustituye a la ley

¿Le han hecho a usted, amigo lector, esta pregunta, o ha escuchado que se la han hecho a otra persona?
Posiblemente sea la más repudiable, necia y repugnante de las preguntas que un interlocutor tenga que escuchar.
« ¿Tú sabes quién soy yo...?»
Se trata de una pregunta que suelen formular los seres mediocres y acomplejados cuando tienen como propósito intimidar, humillar, imponer, amenazar, aplastar, avasallar...
« ¿Tú sabes quién soy yo...?»
Es la pregunta clásica y habitual de los seres presumidos, arrogantes, prepotentes... y para los cuales la humildad no es ni siquiera un sueño.
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Así preguntan los seres carentes de grandeza mental y espiritual cuando en la estructura social entienden que poseen poder político y económico o cuando están vinculados familiarmente a quienes detentan ese poder.
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Se trata de una interrogación de repudiable acento, vigente o de moda solo en sociedades de inconfundibles tintes aldeanos, atrasadas, carentes de institucionalidad, donde impera el tráfico de influencias y en la que los privilegios y el poder de los hombres parecen estar por encima del mandato de la ley.
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Pregunta que aquel que se autoconcibe como una especie de semidiós en la Tierra, solo la formula cuando entiende que su interlocutor es un indigno representante de la "chusma", algo así como un «buen mojón» o «una buena mierda» como de manera humillante e irrespetuosa fueron calificados dos agentes de la antigua AMET por el sobrino del ministro de Interior y Policía durante el primer período de gobierno encabezado por Danilo (mayo,2015)
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Es la pregunta clásica y habitual que los mediocres o individuos de mentes estrechas emplean como arma intimidante cuando amparados en el poder que tienen o creen poseer, intentan generar privilegios o todos tipos de favoritismos; aunque para tal fin haya que trasgredir el ordenamiento legal establecido.
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Más que interrogativo, la odiosa pregunta entraña un profundo sentido imperativo, una advertencia, por cuanto se trata de que el otro sepa aquello de que: « Yo soy un ser mesiánico, poderoso, especie de Jesucristo resucitado, razón por la cual, independientemente de lo que establezca la ley, tú debes escucharme, obedecerme y respetarme»
« ¿Tú sabes quién soy yo... ?»
Es la pregunta que aún se les escucha a quienes al parecer olvidan que la autoridad, cuando se ejerce basada en la humildad, la justicia y la prudencia, además de fortalecerse cada día más, genera respeto, identidad y simpatía. A los que al parecer también olvidaron que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art.7) establece que todos los seres humanos somos iguales ante la ley.