La calidad de la gobernanza en las empresas
La experiencia ha demostrado que una buena estructura de gobernanza corporativa puede ser un modelo gerencial más robusto

La crisis que afectó a grandes empresas durante la primera década de este siglo puso de relieve algunas debilidades gerenciales que se ocultaban detrás del prestigio de los denominados "Gurús" de la administración corporativa a nivel global.
Dicha crisis dejó la enseñanza de que el poder discrecional, a veces carente de transparencia, que se ejerce desde la gerencia de una empresa puede ser un factor de alto riego para su sostenibilidad.
Con el propósito de minimizar este riesgo se otorgó mayor relevancia al esquema de gestión basado en el principio de la Gobernanza que, en sentido práctico, no es otra cosa que la dirección de una empresa bajo criterios de mayor democracia para la toma de decisiones relevantes a través de órganos, tales como: Consejos y Comités.
En este sentido, la gestión basada en Gobernanza debe procurar:
- una razonable separación funcional de responsabilidades;
- un mayor balance entre los distintos grupos de interés;
- la independencia de criterios de los miembros en los órganos de decisión;
- un adecuado marco ético y
- organismo de control autónomos en el ejercicio de sus responsabilidades.
La experiencia ha demostrado que una buena estructura de gobernanza corporativa puede ser un modelo gerencial más robusto, ya que favorece el desarrollo de una cultura operacional guiada hacia la transparencia y a procesos de calidad.
Del mismo modo, permite la cohesión en la visión de largo plazo; fomenta la colaboración y la innovación debido a que la diversidad de criterios, ideas u opiniones colaborativas podrían ser impulsoras de nuevas oportunidades, así como para descubrir la mejor forma de anticipar cambios en el mercado o para enfrentar nuevos desafíos.
El modelo de gestión centralizado podría conllevar a situaciones que contaminan la empresa a través de la existencia de conflictos de intereses y de jerarquía; centralización en las decisiones estratégicas, separación de visión entre los accionistas y gerentes, ya que cada grupo podría tener intereses divergentes; prácticas opacas sobre decisiones que benefician a la gerencia, pero que afectan intereses de los accionistas; prácticas de no revelación adecuada a los organismo internos de control, así como a los Reguladores en las áreas de sus competencias.
El modelo de gobernanza corporativa no debe limitarse a la decisión necesaria de estructurar un Consejo de Administración de conformidad con las mejores prácticas estandarizadas.
Esto debe ir más allá, entiendo que la Gobernanza, como esquema de gestión, es una CULTURA que debe abarcar a toda la organización; desde los accionistas, a los órganos de dirección, ejecutivos y colaboradores.
Su estructuración y funcionamiento NO debe dilatar procesos y su calidad debe medirse en función de los aportes que se derivan de toma de decisiones que deben ser objetivas, independientes y razonables.
La diversidad de opiniones debe construirse sobre la base de buenos análisis de situaciones o de evaluaciones de propuestas que resistan toda ponderación y la crítica imparcial.
Para esto se requiere de capital humano especializado que comprenda la utilidad de su trabajo y los aportes que realizan a la organización a través del cumplimento adecuado de las responsabilidades delegadas.
Muchas empresas y sus accionistas no tienen bien claro el beneficio que se genera a través de este estilo de gerencia, es decir, consideran que esto no genera valor agregado y, por consiguiente, no es un tema de relevancia en su cultura empresarial.
Sin embargo, tanto a corto como a largo plazo, es indiscutible que hay una contribución relevante que es fundamental para el valor de mercado de la empresa y su permanencia en el tiempo.
La experiencia en muchas empresas evidencia que una gobernanza de calidad aporta disminución en riesgos en las distintas cadenas de la gestión; fortalece la confianza y reputación de la empresa; contribuye a minimizar los riesgos de conflictos de interés y los de continuidad sucesoral. Por tanto, este modelo puede ser la llave que garantiza la continuidad del negocio a largo plazo.
Sin embargo, la gobernanza de calidad requiere de accionistas con una visión clara del papel que juegan los miembros de los organismos de gobernanza; accionistas receptivos y respetuosos de las decisiones colegiadas.
De igual manera, de miembros de sus organismos con experiencias y conocimientos del negocio, comprometidos con la empresa, pero sobre todo, con sentido de responsabilidad, ética y transparencia.
La gobernanza no constituye una pérdida de control de la empresa por parte de los accionistas, por el contrario, la incorporación de profesionales independientes, puede introducir cambios en la visión y perspectivas de la empresa, así como, en el establecimiento de sistemas de control interno que hagan más eficientes los procesos y, por ende, los resultados en balance.
La industria financiera ha acogido este modelo de gestión y los resultados han sido muy beneficiosos para sus accionistas en términos de la calidad de los activos, la reputación de la entidad y sus resultados en el balance.
También , para la sociedad que hoy cuenta con entidades con mejor perfil de riesgo, más estables y robustas.