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De los héroes a los empleados sin nombres

Cada muerto o cada herido, víctima del derrumbe sorpresivo del techo de la ya referida discoteca, a todos los dominicanos, emocionalmente, nos ha golpeado profundamente

En relación con el trágico caso de la Discoteca Jet Set, valdría preguntarse: ¿Ningún empleado de esta institución murió, salió herido, o solo fallecieron o resultaron lesionados los clientes, en su mayoría de privilegiados niveles socioeconómicos, que allí estaban presentes?

Un parqueador que en el referido centro de diversión trabajaba declaró a la prensa que la noche del trágico suceso se encontraban laborando aproximadamente doce empleados.

Y merced a esta confesión, de nuevo vale preguntar: «¿Tuvieron esos humildes servidores la dicha o suerte de que ni uno solo de los mortales escombros rozara, impactara o sepultura sus cuerpos?

Esto último parece ser así, pues de ellos nada dicen las crónicas periodísticas. Contrario a la magna atención o amplia cobertura que se les ha dado a las víctimas con rangos, fama y apellidos, de los "empleados sin nombres", nadie sabe qué les sucedió a los camareros, sonidistas, conserjes, portero, etc.

En fin, todos ignoramos el destino de esos anónimos servidores, sin cuyos cotidianos ajetreos laborales, posiblemente el emblemático centro de esparcimiento no hubiera alcanzado la fama que durante más de cincuenta años mantuvo.

Pero a pesar de tan indiscutible realidad, a la prensa dominicana, conformada por reporteros que en su mayoría proceden de los estratos más empobrecidos de nuestra sociedad, el destino final de sus iguales trabajadores o de esos seres desclasados, es muy poco, al parecer, lo que parece importarle.

Cada muerto o cada herido, víctima del derrumbe sorpresivo del techo de la ya referida discoteca, a todos los dominicanos, emocionalmente, nos ha golpeado profundamente.

A todos nos causado una lacerante angustia y un intenso dolor, independientemente de que ningún pariente o relacionado nuestro haya sido o no afectado.

Y es que todos los allí presentes, sin importar rangos o niveles socioeconómicos, eran personas nobles, trabajadoras productivas y poseedora de una bien lograda imagen social, libre de toda duda o discusión.

Y como tal perfil era común a todos, entiendo que todos debieron recibir el mismo tratamiento en términos de cobertura.

Ante semejante indiferencia, clasista y excluyente conducta, a la pantalla de mi memoria saltan a la vista los clásicos versos del poema «A los héroes sin nombre», del laureado, petromacorisano y llamado «Poeta de los humildes», Federico Bermúdez (1884 -1931):

A LOS HÉROES SIN NOMBRE

Vosotros, los humildes, los del montón salidos,

heroicos defensores de nuestra libertad,

que en el desfiladero o en la llanura agreste

cumplisteis la orden brava de vuestro capitán.

 

vosotros, que con sangre de vuestras propias venas,

por defender la patria manchasteis la heredad,

hallasteis en la lucha la muerte y el olvido:

la gloria fue, absoluta, de vuestro capitán.

 

Cuando el cortante acero del enemigo bando

cebó su torpe furia en vuestra humanidad,

y fuisteis el propicio legado de la tumba,

sin una cruz piadosa ni un ramo funeral,

también a vuestros nombres cubrió el eterno olvido:

¡tal sólo se oyó el nombre de vuestro capitán!

 

Y ya, cuando a la cumbre de la soñada gloria

subió la patria ilustre que fue vuestro ideal,

en áureos caracteres la historia un homenaje

rindió a la espada heroica de vuestro capitán.

 

Dormidos a la sombra del árbol del olvido,

¡quién sabe en dónde el resto de vuestro ser está!,

vosotros, los humildes, los del montón salidos,

sois parias; en la liza, con sangre fecundáis

el árbol de la fama que da las verdes hojas

para adornar la frente de vuestro capitán...

 

 

 

Vosotros, los humildes, los del montón salidos,

heroicos defensores de nuestra libertad,

que en el desfiladero o en la llanura agreste

cumplisteis la orden brava de vuestro capitán»

 

(FEDERICO BERMÚDEZ)

 


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El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com