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El reto de navegar la incertidumbre del comercio internacional

Pymes dominicanas ante un nuevo orden comercial mundial

La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer un arancel mínimo de 10 % a todas las importaciones —incluyendo las procedentes de República Dominicana— ha sacudido los cimientos del comercio internacional. Algunos países enfrentarán incluso tarifas más altas, entre ellos economías desarrolladas y varios vecinos regionales.

El anuncio ha generado incertidumbre global. Nadie sabe qué otras medidas podrían tomarse ni cómo responderán otros mercados. La Organización Mundial del Comercio ya redujo su proyección de crecimiento comercial para 2025, y aún no está claro cómo afectarán estas decisiones al sistema multilateral vigente desde el GATT de 1967. Aunque se espera que dialogos bilaterales mitiguen estos efectos, eso no es garantía.

El panorama podría empeorar si se aprueba una penalización de hasta 1.5 millones de dólares por cada buque fabricado o registrado en China que entre a puertos estadounidenses. Esto afectaría al 80 % de la flotilla mundial, impactando tanto exportaciones como importaciones

Todos son factores externos a la República Dominicana y al Caribe, pero aunque escapan a nuestro control, sus consecuencias nos afectarán. En economías como la dominicana, donde el comercio y la inversión son claves del crecimiento, la inestabilidad global puede tener efectos profundos.

Por eso, más que especular sobre lo que se hará en Washington u otras capitales, es preferible enfocar esta columna en lo que sí podemos hacer aquí, especialmente desde las pequeñas y medianas empresas, exportadoras o no.

El entorno internacional exige a las pymes tomar medidas para reducir riesgos, diversificar mercados y proveedores, revisar sus modelos de negocio y estar atentas a cualquier oportunidad coyuntural. Es adaptarse para competir.

El sector servicio hasta ahora no ha sido impactado directamente por medidas. Debemos continuar apostando por la exportación de servicios, en particular los tecnológicos. Aunque muchos dependen del mercado estadounidense, también pueden diversificarse hacia otras regiones.

Por otro lado, aunque los productos de origen EE. UU. seguirán exentos de arancel, puede haber aumentos de costos si esos productos incluyen insumos de terceros países. Hay que revisar la cadena de suministro de los productos exportables.

En el caso de los exportadores agroindustriales, la recomendación no cambia: diversificar hacia el Caribe y otros mercados. CARICOM importa más de 6 mil millones de dólares en alimentos cada año. A destinos como Curaçao o Aruba les vendemos menos del 10% de lo que consumen. No es falta de demanda, es cuestión de cómo abordamos esos mercados, de innovar en logística y de las barreras no arancelarias que debemos superar. La feria Agroalimentaria, en mayo, representa una oportunidad real para conectar con compradores regionales. Es momento de aprovecharla al máximo.

Mientras el Norte toma decisiones, nosotros podemos actuar desde el Sur. No es que ignoremos las noticias que cambian diariamente ni seamos naive. Quienes trabajamos con empresas —exportadoras o no— tenemos el reto de ayudarlas a cambiar para ser más competitivas. Esto requiere políticas públicas ágiles y apoyo innovador. Acelerar los pasos en el marco de las estrategias de exportación, pero también repensar los programas de apoyos a pymes auspiciados desde el sector publico y privado.  Más mercados, mejores estrategias, más digitalización, y la consistencia de acción.  La pandemia nos enseñó que esperar no es opción. No hay necesario una crisis para actuar. El momento de acelerar los esfuerzos es ahora.

 

TEMAS -

Facilitadora comercio y exportacion, experta exportación de servicios y Caribe.