El potencial exportador de la educación

En nuestro país, el debate sobre la educación se centra mucho en el uso del 4 % del PIB en educación preuniversitaria y su efectividad. Es un debate válido, dado el tamaño de la inversión. Sin embargo, es clave considerar el potencial exportador de los servicios educativos, una fuente de ingresos significativa para muchas naciones. La exportación constante de un sector impulsa la calidad de su oferta y su competitividad.

El mercado mundial de servicios educativos ha evolucionado gracias a los avances tecnológicos, los cambios en la demanda laboral y eventos como la pandemia de COVID-19. Analizaremos este mercado con un enfoque en universidades, formación técnica y educación continua, incluyendo la educación en línea.

Las universidades locales tienen cierta oferta internacional, pero su alcance es limitado. Históricamente, solo los estudiantes haitianos han representado un grupo significativo de extranjeros. En los años noventa, maestrías financiadas por la cooperación europea se impartieron en universidades dominicanas, en Haití y en Jamaica, logrando avances en formación y cooperación regional. Sin embargo, el intercambio con universidades de CARICOM ha sido escaso, con mayor presencia en Cuba y Puerto Rico. Aún queda por explorar el potencial exportador en programas de grado, posgrado y educación continua, especialmente en línea.

El mercado global de la educación en línea, valorado en 315 mil millones de dólares en 2021, se proyecta en 585 mil millones para 2027, con un crecimiento anual del 9.1 %. En 2023, América del Norte lideró con el 35 % del mercado, seguida de Europa con el 30 %. Los cursos en línea representaron el 60 %. Aunque algunas universidades latinoamericanas ofrecen programas en línea, su participación sigue limitada por problemas de acceso equitativo, calidad y adaptación tecnológica. Sin embargo, la demanda existe: en Coursera, más de 12 millones de latinoamericanos han tomado cursos. Competir en línea requiere enfrentar una oferta global, pero sigue habiendo demanda de programas adaptados a la realidad local, especialmente en habilidades blandas.

En el Caribe y Centroamérica, las áreas más demandadas incluyen turismo y hospitalidad, tecnología de la información, energías renovables y gestión empresarial. No obstante, múltiples sectores pueden beneficiarse de la educación académica, técnica y de diplomados cortos. República Dominicana tiene la ventaja de combinar formación con experiencia práctica, ofreciendo oportunidades únicas en la región, como pasantías en hospitales, hoteles y diversas empresas, incluso en áreas más recientes como el cine.

Algunas islas del Caribe carecen de universidades, mientras que países en crecimiento como Guyana requieren formación para sus diversos sectores en desarrollo. El acuerdo entre INFOTEP y el Ministerio de Trabajo guyanés refleja este interés, pero existen más oportunidades para entidades privadas que ofrezcan formación y asesoría en inglés. Los expertos en diferentes áreas pueden asociarse para preparar ofertas de servicios también.

El reto es que las instituciones dominicanas con capacidad de ofrecer formación de calidad desarrollen un plan exportador, comenzando por la región, pero sin limitarse a ella. Esto incluye la oferta de posgrados, acuerdos triangulados y, sobre todo, cursos y diplomados de especialización en español, inglés o bilingües. Además, la formación de talento extranjero fortalece la imagen del país y lo hace más atractivo para la inversión, especialmente en sectores de alta necesidad como la tecnología. Como bono adicional, fomenta la cooperación internacional: una experiencia educativa positiva genera lazos que pueden durar generaciones.

Taiana Mora Ramis

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Facilitadora comercio y exportacion, experta exportación de servicios y Caribe.