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El "nanatotoísmo"

La filosofía del "na e na y to e to" que paraliza a República Dominicana

No es una filosofía esotérica; tampoco una dimensión astral de la ginecología: el "nanatotoísmo" es la forma inédita con la que la escritora Sara Pérez compendia la sociología del "na e na y to e to" ("nada es nada y todo es todo"). El nanatotoísmo pretende explicar el derrotismo social inoculado en nuestro ADN cultural.

Como actitud/sentimiento nihilista, el "na e na y to e to" resume espiritualmente a una sociedad rendida. Se trata de un misticismo social que aniquila toda motivación de cambio; que niega el interés individual en la participación colectiva; que celebra la trágica deserción ciudadana. El "na e na y to e to" supone que nuestro futuro está escrito y que las fuerzas ciegas del destino lo dictan; que poco o nada podemos hacer para variar o mutar su designio.

Somos "nanatóticos" por decisión o dominación. El primer caso es una elección consciente y la encarna ese segmento social que se acomoda al statu quo porque tiene sus expectativas individuales aseguradas, olvidándose de que su bienestar está asociado a la vida de la colectividad. El segundo es la masa negociable con la que el mercado político trafica/cotiza electoralmente como mercadería desechable. Gente excluida de los procesos que valida o se abona a cualquier moción política a cambio de un empleo, un bono o un menudo subsidio.

En medio de esos extremos se dispersa otro grupo con reacciones aisladas de resistencia, la mayoría herida por la desesperanza, que abandona todo proyecto de realización en un sistema que no retribuye sus esfuerzos ni inversiones. Ahí se cuentan los que prefieren exiliarse en cualquier rincón del mundo detrás de otros umbrales, conscientes de que las oportunidades en este medio son tan escasas como indecorosas. Cada año se gradúan miles de jóvenes que guardan sus títulos por falta de plazas. Padres que envían a sus hijos al extranjero sin regreso.

Hay una profunda crisis de esperanza. Lo penoso es que las aprensiones sobre el futuro no son del todo delirantes o fóbicas; tenemos en parte que concederles razón a los que así piensan, ya que los "problemas duros" de hace cincuenta años prevalecen sin planes equivalentes de solución.  Ante ese cuadro nadie hace (gobierno) ni deja hacer (oposición/sector privado).

La nación vive un momento espiritual crítico, sin respuestas relevantes para afrontar su realidad, abandonada al antojo de la clase política y atontada por esa maldita apatía, una actitud más perniciosa que la del miedo.  Nadie es responsable de nada: total, "na e na y to e to".

El "na e na y to e to" es una autonegación social. Entraña la renuncia sin culpas del individuo a la colectividad. La dilución de esos nexos hace perder la cohesión que debe tener toda nación para mantener su identidad, orgullo y equilibrio. Ese es el gran riesgo: nos estamos disolviendo progresivamente en la desesperanza; cada uno procurando soluciones individuales a problemas comunes. En esa medida se fracciona la visión y se evapora el interés por el destino colectivo. El "na e na y to e to" socava todo sentido de pertenencia y confina al ciudadano a la sobrevivencia individual en un sistema de grandes negaciones.

Una manifestación del nanatotoísmo es la que recoge otra pancarta social: "... polta a mí" (qué me importa a mí). Es la confesión más decantada del desprecio ciudadano; actitud vigorosamente afirmada en la indiferencia que hoy predomina. El "... polta a mí" legitima cualquier solución sin reparar en los medios ni en las consecuencias. No atiende a ningún riesgo; es la épica declaratoria del "sálvese quien pueda" en una sociedad en desbandada. En ambientes como ese se puede improvisar cualquier aventura y crece como la mala yerba el populismo de cartón.

No sé a dónde llegaremos con esto. Lo cierto es que cada día nos parecemos más a niños en un juego de piñatas, procurando golpear la bolsa de golosinas, esa quimera que prometen nuestros "líderes" sociales y políticos para mantener la ilusión de desparramar los confites que nunca estuvieron porque la envoltura estaba vacía. Mientras, vivimos con alborozos la fiesta del dembow para olvidarnos de esa cosa llamada futuro.

TEMAS -

Abogado, ensayista, académico, editor.