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Irán e Israel: ¿qué viene ahora?

Claves para entender la impredecible guerra entre Irán e Israel

La mejor respuesta que puede dársele a la pregunta de este artículo es que nadie sabe, ni siquiera los grandes expertos que han dedicado décadas a estudiar los conflictos del Medio Oriente o han participado como asesores de gobernantes y organismos internacionales. La complejidad, la perdurabilidad y la intratabilidad de esos conflictos, uno de los cuales es la confrontación entre Irán e Israel y, a su vez, de estos con otros países y actores políticos de la región, hace que cualquier abordaje a esta cuestión tenga que hacerse con modestia y con reconocimiento de que una de las características más sobresalientes de la conflictividad regional en esa parte del mundo es su impredecibilidad. No obstante, la importancia de esa región, el drama humano que se vive y las repercusiones que tienen esos conflictos en el resto del mundo, invitan a reflexionar para tratar de arrojar algún rayito de luz para entender estos conflictos.

Con apenas algunas horas de que entrara en efecto el frágil cese al fuego entre Irán e Israel, el presidente Donald Trump, en respuesta a un periodista que le preguntó si él propiciaría un cambio de régimen en Irán, declaró lo siguiente: "... un cambio de régimen trae caos; idealmente, nosotros no queremos ver más caos. Los iraníes son buenos comerciantes, buenos hombres de negocios y tienen mucha riqueza, por lo que ellos deben estar bien, deben ser capaces de reconstruirse y hacer un buen trabajo. Ellos nunca podrán tener armas nucleares, pero aparte de eso, ellos deben poder hacer un gran trabajo". Estas declaraciones se producen luego de que él les demostrara a los iraníes, de la manera más contundente posible, que Estados Unidos está en la misma página con Israel en cuanto a que Irán no puede tener armas nucleares, algo que comparte la Unión Europea y otros países, si bien estos no están del todo de acuerdo con la manera cómo Israel y Estados Unidos han procedido en esta ocasión para detener a Irán en su ambición de tener armas nucleares.

Esa breve declaración del presidente Trump pone de relieve dos puntos importantes en su pensamiento sobre el conflicto entre Irán e Israel: primero, su rechazo a la experiencia que tuvo Estados Unidos en Irak y Afganistán donde intervino, por impulso de los llamados neocons del Partido Republicano, para cambiar sus regímenes sin que al final se pudiese mostrar grandes logros; y segundo, su diferencia con Israel en cuanto a la pretensión de su gobierno de querer aprovechar la debilidad por la que atraviesa el gobierno de Teherán para seguir golpeándolo y desestabilizar su régimen. Una parte importante de la base electoral de Trump se formó por la fatiga de muchos segmentos de la población estadounidense con esas dos guerras.

Si esa llega a ser la línea de acción -no desestabilizar el régimen iraní, pero no permitirle desarrollar armas nucleares-, Irán podrá tener un respiro que le permita reconstruir la infraestructura civil y militar que ha sido afectada por los ataques militares que ha sufrido en la ya conocida como "guerra de los doce días". En cuanto a sus programas de enriquecimiento de uranio para desarrollar armas nucleares, no está del todo claro si la respuesta militar calibrada de Irán a esos ataques refleja un deseo genuino de recuperar la paz y la normalidad o si se trata de un movimiento táctico para ganar tiempo con el objetivo de retomar en algún momento su programa nuclear con el predicamento de que lo que ha ocurrido se ha debido precisamente a que ese país no cuenta con armas nucleares. Si es lo primero, tal vez se creen condiciones para que Irán reconozca el derecho de Israel a existir, lo que, a su vez, debería ser reciprocado por Israel. Si se trata de lo segundo, entonces habrá que esperar que, tarde o temprano, vuelvan las hostilidades entre esos dos países.

En lo que respecta a Israel, sin bien es cierto que ha tenido una victoria circunstancial al lograr que Estados Unidos le dé un espaldarazo en su acción militar contra las bases de desarrollo nuclear en Irán, no menos cierto es que resulta muy difícil, como han dicho muchos expertos, determinar si, efectivamente, esas acciones militares resultaron efectivas en cuanto a destruir los programas de enriquecimiento de uranio que ha desarrollado Irán. En todo caso, el presidente Trump parece querer que el conflicto entre Irán e Israel no escale más con el fin de que no se genere el caos al que él se refirió en su declaración. El levantamiento de las sanciones a Siria que él dispuso constituye también una señal en la misma dirección.

Por otro lado, sin embargo, el conflicto Israel-Palestina se mantiene tan intenso como antes, especialmente por la intención de Israel de anexarse Cisjordania o expandir su ocupación a través de los asentamientos judíos en tierra palestina, así como por sus acciones en la Franja de Gaza que han causado tanta destrucción física y humana. El agravamiento de este conflicto hace imposible llevar a cabo otras iniciativas que podrían contribuir con la paz de esa región, como sería lograr un entendimiento entre Arabia Saudita e Israel en el marco de una expansión de los llamados "Acuerdos de Abraham" que propició el propio presidente Trump en su primer período en la Casa Blanca, los cuales dieron lugar a la normalizaron de las relaciones entre Israel y varios países árabes (Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos).

Esto significa que la gran prueba ahora es ver qué pasará con el conflicto Israel-Palestina, asumiendo -algo que no se puede asegurar- que bajará la tensión en el conflicto entre Irán e Israel. Desde luego, los palestinos, especialmente Hamás, están extremadamente debilitados como para representar una amenaza para Israel, lo que puede llevar a pensar al Gobierno israelí, en medio de la euforia el éxito de sus operaciones militares contra Irán, que podrá otorgarle el golpe de gracia a los palestinos. De hecho, en gran medida eso es lo que ha venido haciendo con la buena excusa del ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023.

Desde luego, por ese camino no se llega a una paz duradera en el Medio Oriente, independientemente de que Israel haya mostrado su superioridad militar y haya logrado debilitar tanto a Irán como a los grupos que el gobierno de ese país fomenta en la región (Hamás, Hezbollah y los hutíes). Sin duda, mientras la cuestión palestina permanezca sin solución, la conflictividad y la violencia continuarán.

Tal vez pueda surgir algo bueno de esta situación dramática que se ha vivido en las últimas semanas en torno al conflicto entre Irán e Israel. Esto sería: primero, que el cese al fuego entre estos dos países perdure en el tiempo; segundo, que cese el fuego en la Franja de Gaza y se permita la ayuda humanitaria y la reconstrucción física; y tercero, que se produzca un acuerdo entre Israel y Palestina que dé lugar al reconocimiento del derecho a la autodeterminación del pueblo palestino con su propio Estado, al tiempo que se reconoza el derecho de Israel a existir en paz. Desde luego, esto es más un deseo que una formulación de lo que pueda ocurrir en el corto o mediano plazo en esa región tan volátil e impredecible.

TEMAS -

Abogado y profesor de Derecho Constitucional de la PUCMM. Es egresado de la Escuela de Derecho de esta universidad, con una maestría de la Universidad de Essex, Inglaterra, y un doctorado de la Universidad de Virginia, Estados Unidos. Socio gerente FDE Legal.