Angela Merkel, Libertad (2 de 2)
Merkel revela sus batallas políticas en un mundo de egos y crisis
En 1990, Angela Merkel, sin experiencia de Estado, marcada por el estigma de haber vivido en la Alemania totalitaria, dejó su carrera de investigadora en ciencias físicas e incursionó en política como portavoz segunda del gobierno, luego diputada, ministra de la Mujer y de Medio Ambiente, y finalmente, en 2005, canciller, hasta 2021.
En su libro Libertad, recién publicado, esboza las líneas que la ayudaron a consolidarse como una de las líderes europeas de mayor credibilidad, y dibuja perfiles de los líderes con quienes le tocó interactuar.
De su relato se despende que realizó un aprendizaje eficiente. Así, anota haberse percatado de que "siempre que había existido voluntad política de resolver un problema se había alcanzado la correspondiente formulación jurídica". Este punto, el de la voluntad política, aparece desdibujado en la gestión del liderazgo en países como el nuestro. Y es causa de que los problemas perduren por decenios.
Hoy en día puedo comprender _reflexiona_, el disgusto que costaron mis vaivenes.... Solo pensaba en contentar a todo el mundo, lo que me impidió actuar según mis convicciones... Me había jurado a mí misma no hacer promesas que no pudiera cumplir. Había resuelto hablar siempre con sinceridad, decir siempre lo mismo sin importar el lugar que visitara".
Aprendí _ dice_, a no darme nunca por vencida y a (no) pensar que las cosas no tienen remedio, pues muy pocas veces es demasiado tarde, siempre se puede hacer algo, solo hay que proponérselo. También aprendí lo que significa ser presidenta, en última instancia cargar siempre con la responsabilidad política.
Aprendió, sobre todo "a explicar los objetivos, dejar claro el panorama general, y enumerar después los detalles. Así es como funciona". Estas elucubraciones no dejan de ser una enseñanza útil para el liderazgo dominicano.
Con respecto al rescate financiero de Grecia, recuerda que "Nuestra filosofía se basaba en dar el sí a las ayudas, pero solo ligadas a medidas que en el largo plazo mejoraran la fortaleza económica del país. En ningún caso había que maquillar los problemas, sino que había que atacarlos de raíz y resolverlos hasta su mismo fundamento". Lo anterior contrasta con la tendencia de los políticos dominicanos a maquillar los problemas y a aparentar las soluciones.
En cuanto a los líderes mundiales con los que interactuó, dice: "Sarkozy, Berlusconi, Barroso, Obama, de hecho, todos, me colocaron bajo presión (para no permitir la caída de la economía griega y su salida del euro). Siempre exclamaban lo mismo: Necesitamos una bazuca, un puño de hierro. Yo me defendía con uñas y dientes (para no comprometer ahorros de origen alemán)...".
Continúa diciendo: "En septiembre del 2011 el BCE decidió introducir el programa Operaciones Monetarias de Compraventa. Con este instrumento el BCE estaba autorizado a realizar bajo ciertas condiciones compras ilimitadas de bonos emitidos por los Estados miembros de la Eurozona... Obviamente habían dado con la bazuca.".
De Valdimir Putin no guarda un buen recuerdo: "Desde mi primera visita como canciller en enero de 2006 sabía el miedo que le tenía a los perros, pues en 1995 me mordió uno. En el 2007, en Sochi, el labrador Koni (el perro de Vladimir) salió a escena en carne y hueso... no paraba de moverse junto a mí...Por la expresión de Putin interpreté que estaba disfrutando de la situación...".
A seguidas afirma que "el 24 de febrero de 2022 marca un punto de inflexión en la historia europea. Putin había dado la orden de atacar Ucrania... Dirigida contra un país que, en diciembre de 1994, durante la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, firmó el Memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad... Ucrania se comprometió a renunciar a las armas nucleares estacionadas en su territorio. A cambio, confió en las garantías otorgadas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia para proteger su integridad territorial".
Y culmina con una sentencia que deja un interrogante hacia el futuro: "A Putin no le interesaba construir estructuras democráticas ni fomentar la prosperidad para la población..., sino que más bien quería contrarrestar el hecho de que Estados Unidos hubiera salido victorioso de la guerra fría..., que Rusia siguiera siendo un polo indispensable en un mundo multipolar...".
Lo que dice del actual presidente de los Estados Unidos no deja de causar preocupación. "En mis conversaciones con Donald Trump saqué la siguiente conclusión: Con Trump no habría cooperación para un mundo interconectado. Él consideraba todo desde la perspectiva de un inversor inmobiliario... Cada propiedad solo podía adjudicársela una vez y si no la conseguía él, la conseguía otro... Todos los países participaban en una carrera en la que el logro de uno significaba el fracaso del otro, no creía que la cooperación podía incrementar el progreso colectivo".
Libro para meditar y pensar, apropiado para una época convulsa.
Aprendí _ dice, a no darme nunca por vencida y a (no) pensar que las cosas no tienen remedio, pues muy pocas veces es demasiado tarde, siempre se puede hacer algo, solo hay que proponérselo. También aprendí lo que significa ser presidenta, en última instancia cargar siempre con la responsabilidad política.