El discurso presidencial sobre inmigración
Abinader promete hacer cumplir la ley "sin excepciones" en tema migratorio
El presidente Luis Abinader acaba de anunciar un grupo de medidas relacionadas con la crisis de Haití, y el ámbito inmigratorio y laboral dominicano. Al hacerlo empieza a llenar un vacío que se encontraba en espera de un plan de acción; consecuencia, a su vez, del Pacto de Nación firmado hace casi un par de años.
Ahora toca a la ciudadanía colaborar para que este plan se lleve a cabo con eficiencia, profundidad. Y depositar la confianza en que su ejecución, el talón de Aquiles de las iniciativas gubernamentales más sublimes e inspiradoras, esté a la altura de las circunstancias. Es decir, se convierta en realizaciones comprobables.
El presidente Luis Abinader recordó en su discurso que "la ley solo tiene valor cuando se hace cumplir". No valdrán revisiones, ni endurecimientos de penas, si las normas resultantes no se hacen cumplir con rigor y sin excepciones, en cualquier ámbito.
Las medidas dispuestas pueden agruparse en cuatro grandes renglones.
Primero: Contención a la inmigración, centradas en fortalecer la vigilancia fronteriza, aumentar los efectivos disponibles, extender el muro, cooperación de gobiernos locales, creación de la procuraduría migratoria, revisión del reglamento de los mercados fronterizos y creación del observatorio de políticas.
Es esta área el Estado concentra recursos cuantiosos y se espera que los esfuerzos sean recompensados con resultados más auspiciosos. Existe un descreimiento muy marcado en la ciudadanía. Se piensa que la mayoría de los indocumentados detenidos y deportados ni siquiera salen del país, y si lo hacen regresan con mucha facilidad. El presidente Abinader luce ansioso de cambiar esa percepción, en cuyo empeño goza del respaldo de toda la población.
Segundo: revisión de la normativa, fortalecimiento de las sanciones a funcionarios civiles y militares, a propietarios que alquilen viviendas a indocumentados, a empleadores que los contraten. Habrá que esperar el contenido de estas propuestas antes de realizar juicios de valor, pero es positivo que se plantee.
Tercero: Dominicanización del empleo. El discurso propone un incremento del salario del 25 % en zonas francas y de 30 % en turismo para atraer mano de obra nacional, así como la transformación tecnológica (mecanización) de la agropecuaria y la construcción, para lo cual el Bandex ofrecería facilidades todavía no concretadas. Los beneficiarios de Supérate no perderían el subsidio gubernamental.
Hay que reconocer que el mercado de trabajo constituye el nudo gordiano de la atracción de indocumentados. Las medidas propuestas en esta área, aunque van en la dirección correcta, son insuficientes para resolver el problema. Se necesita más, mucho más que lo anunciado.
En esencia, hace falta crear un proceso de reconstitución progresiva del ratio 80/20 de dominicanos versus extranjeros que trabajan en la agropecuaria y la construcción, así como igualar (en un período transitorio de pocos años) el costo regulatorio del trabajador indocumentado con el dominicano. En ese sentido, también es necesario que la cesantía deje de constituirse en un disuasivo para el incremento del salario y la contratación de mano de obra dominicana. Es imperativo adecuarla a los tiempos, en respeto absoluto a los derechos adquiridos.
Las deportaciones deben enfocarse en quienes no cumplan con los requisitos del 80/20 en el período transitorio que se dispondría mediante ley especial (si se aprobara esta sugerencia), paralelo con el estímulo a la captación de trabajadores dominicanos. Si no fuera así, podría hacerse un fuerte daño al tejido productivo, en una época de fuerte incertidumbre global.
Cuarto: Creación de un protocolo para la prestación de servicios de salud en los hospitales que permita exigir documentación, carta de trabajo, establecer tarifas, efectuar cobros, y, si la persona solicitante es un indocumentado, repatriarla una vez atendida. Se instalaría un agente de migración en cada hospital.
Hay que estar consciente de que el costo de la atención de salud a los indocumentados es cada vez más pesado para el erario, en detrimento de la calidad del servicio a los dominicanos. Y de que tampoco debe permitirse la imagen de hospitales congestionados por gente no autorizada a estar en el país.
Ahora bien, la gente se pregunta ¿cómo ingresan tantos indocumentados a los hospitales, como si fueran invisibles al radar migratorio, a pesar de la contundencia que en los últimos meses se exhibe? O, ¿es acaso que viven y trabajan en el país, en cuyo caso deberían tener cubiertos los costos de seguridad social y cesantía para igualarlos con el de los dominicanos y no ponerlos en desventaja?
Son temas espinosos que en el pasado se prefería no abordar. Es muy auspicioso que las autoridades hayan decidido reaccionar, diseñar y ejecutar este plan de acción sujeto, como todo en la vida, a ser perfeccionado.
Bienvenida sea esta importante iniciativa.