La puerta giratoria
Repatriados haitianos regresan múltiples veces pese al refuerzo migratorio
Más de 880 millones de pesos ha invertido el Estado dominicano en apenas diez meses para reforzar la política de deportaciones: autobuses, tecnología biométrica, remodelación de centros de detención, inteligencia artificial. El objetivo es contener la migración irregular haitiana. Sin embargo, el resultado ha sido una puerta giratoria: los mismos migrantes regresan una y otra vez. Algunos han sido repatriados hasta cinco veces. Cambian nombre, edad, acento. Huyen del mismo infierno.
Este esfuerzo revela compromiso institucional, pero también los límites de una estrategia centrada en la expulsión. Haití es hoy un Estado fallido: sin gobierno, controlado por pandillas, devastado por el hambre. En ese contexto, no hay muro ni protocolo que frene el éxodo. Y la comunidad internacional permanece ausente.
A esto se suma un punto crítico: las condiciones en los centros de detención dominicanos siguen siendo precarias. La Dirección General de Migración ha tenido la valentía de admitirlo porque le faltan recursos. Colchonetas sobre pisos fríos, baños deteriorados, pabellones comunes para mujeres y niños. ¿Qué legalidad se defiende si no se respeta lo básico?
Proteger la frontera es un deber. Pero también lo es defender nuestra conciencia. Las fronteras verdaderas no son solo geográficas: son éticas. Y ahí también se mide la soberanía de una nación.