Sistema mortal
Delfa López, un feminicidio anunciado que el Estado no supo evitar
Otra mujer cae bajo las balas del machismo, y una vez más el Estado llega tarde, o no llega. Bona Delfa López fue asesinada en su propia casa por su expareja, quien además hirió al joven panadero que ella había contratado para poner en marcha su negocio. El arma homicida, irónicamente, era de su propiedad. Pero la violencia no empezó ahí: antes hubo golpes, amenazas, un ojo lesionado... y tres intentos fallidos de formalizar una denuncia.
La historia de Delfa desnuda, con crudeza, las grietas de un sistema que no protege. "No hay sistema", le dijeron en la Policía. No había sistema, pero sí había tiempo para que la muerte llegara puntual. La desidia institucional, sumada a la normalización del control masculino sobre la vida de las mujeres, volvió a escribir el mismo titular: una mujer asesinada tras advertir el peligro.
Delfa era ciudadana estadounidense, tenía tierras, tractores, proyectos. Pero más que eso, era una madre con planes y con ganas de vivir. Volvió al país para trabajar y vivir en paz. La mataron por querer rehacer su vida.
Nos falta mucho por erradicar del patriarcado, y demasiado por exigirle al Estado. Este crimen no puede archivarse bajo la etiqueta rutinaria del "conflicto pasional". Fue un feminicidio anunciado. Y evitable.