El freno en la economía
La economía dominicana desacelera por factores externos
La economía dominicana, durante años ejemplo de dinamismo en la región, enfrenta una desaceleración cuyo origen principal se encuentra más allá de sus fronteras. El contexto internacional, marcado por tensiones geopolíticas, ajustes en las tasas de interés de economías centrales y una ralentización del comercio global, ha impuesto un entorno desfavorable que afecta directamente las exportaciones, la inversión extranjera y el turismo, tres pilares fundamentales de nuestro crecimiento.
La inestabilidad en los mercados internacionales, sumada a las decisiones monetarias restrictivas de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, ha encarecido el financiamiento y limitado los flujos de capital hacia países emergentes como la República Dominicana. A esto se suma el encarecimiento de materias primas y una demanda global más débil, que reduce los ingresos externos y presiona a sectores clave como zonas francas e industrias manufactureras orientadas a la exportación.
Aunque internamente se mantienen fundamentos sólidos y una inflación relativamente contenida, el poder adquisitivo continúa erosionado por el efecto acumulado de los choques recientes, lo que limita el consumo y genera cautela en la inversión.
El desafío no está en revertir de inmediato esta tendencia —que responde a una lógica regional y global— sino en mitigar sus efectos con políticas fiscales prudentes, estímulos selectivos y una estrategia clara de competitividad externa. La desaceleración no es una crisis, pero sí una señal de alerta: el país necesita adaptarse con inteligencia a un entorno internacional cambiante para no perder el ritmo que ha sostenido su progreso en las últimas décadas.