El plan de tránsito
Estoy de acuerdo en que ningún plan o proyecto es perfecto, pero lo que hasta el momento se ha presentado hace muy poco sentido
Ayer comenzó la etapa "informativa" del nuevo plan de tránsito que pretende implementar el Gobierno, para tratar de reducir las tensiones del tráfico en el Gran Santo Domingo.
Pero los primeros anuncios del proyecto, más que traer optimismo, han generado muchas interrogantes y ansiedad.
¿Eliminar la mayoría de los giros a la izquierda en las principales avenidas de la capital?
Para poner un simple ejemplo, en una de las fases programadas, no se podrá doblar a la izquierda en las intersecciones de las avenidas Abraham Lincoln y John F. Kennedy, lo que implica que, automáticamente, el elevado que brinda acceso a la Winston Churchill queda descartado a menos que transites por la Kennedy. ¿Para qué invertimos tanto dinero en esa vía entonces?
Asimismo, eliminar otros giros a la izquierda obligará a los conductores a tomar calles secundarias, más estrechas y de menor flujo, que se sobrecargarán mientras todos buscan "entrar" de nuevo a la avenida principal.
Estoy de acuerdo en que ningún plan o proyecto es perfecto, pero lo que hasta el momento se ha presentado hace muy poco sentido.
No necesitamos cambiar la estructura completa de la ciudad, sino más rigurosidad al momento de implementar las sanciones a los que violan las leyes de tránsito, multas más caras y que se cobren.
Si realmente existieran consecuencias para las violaciones de los semáforos, obstruir el tránsito, conducir a exceso de velocidad o bajo la influencia del alcohol, quizás tuviéramos mejores resultados.
Dicen que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones y, desde mi punto de vista, este plan que presentó el Intrant no es más que eso: una presentación para mostrar que se está tratando de hacer algo, pero crea pocas expectativas reales de que conducirá a un cambio. Resulta lamentable, pero es lo que parece.