El retorno de los taínos
La metamorfosis de la Ciudad Colonial dominicana

Recibimos grandes noticias sobre el desarrollo de la ciudad de Santo Domingo. La Secretaría de Turismo ha terminado el remozamiento de algunas áreas de la Zona Colonial. No es accesorio decir aquí cómo se construyó una época. Con el libro de Sir Walter Palm en una mano, es evidente que el remozamiento ha cumplido su cometido. La Ciudad Colonial merecía este esfuerzo. El libro Los monumentos arquitectónicos de la Española es un recuento de lo que hoy vemos con cierto estilo de turismo.
La ciudad te ofrece muchas cosas para el entretenimiento y para pasar un buen fin de semana. Hace días estuvimos en la Zona Colonial. Fuimos a la exposición donde se compendia la vida taína en la Casa del Cordón. Pudimos ver a los taínos bien dibujados por cuidadosos artistas. La Fundación García Arévalo puso las piezas que no dudamos en fotografiar y subir a nuestras redes sociales. Fue una exposición muy visitada.
Estás sorprendido por las piezas mostradas en esta exhibición. En esta sala se muestra a los taínos y sus canoas, la cerámica que trabajaban y que, según algunos, tiene similitudes esenciales con la de los pueblos arahuacos. Tienen el estilo de la ribera del río Orinoco. Podemos decir que el aporte de la Fundación García Arévalo y del Banco Popular es algo que se siente y que todos saludamos.

Por su lado, la reconstrucción y puesta en marcha de algunas áreas coloniales, con la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dio muestras de arreglar el sitio de la calle Las Mercedes. Una queja que se tiene mucho en la Zona Colonial es el área de parqueo. Fuimos a un restaurante de los que están en la Plaza España, y el vehículo fue dejado en una esquina; para ir al museo tuvimos que parquearnos en una zona dispuesta para ello.
De modo que hay parqueo, y se puede entender que ahora es fácil practicar el il bel far niente italiano, la belleza del no hacer nada: sentarte en un restaurante, esperar tu comida y recibir el sol en una piel que ha sido atacada por el polvo del Sahara.
Exagerando un poco, podemos decir que tenemos una nueva Zona Colonial. Esta zona que ha sido reconstruida implicó una gran inversión, pero era necesaria. Ahora podemos decir que se puede ir al Conde, que se convirtió en peatonal hace muchos años.
Las historias despiertan en las memorias. Siempre he contado que en ese mismo Conde (era el Conde de Peñalva) fue donde un amigo intentó cambiar unos dólares y la persona salió corriendo con los cincuenta dólares. Pudimos rastrearlo (eran los tempranos noventa), y en compañía de unos amigos y un militar, pudimos rescatar el dinero.
Una cuestión que debatimos es la de la seguridad. Podemos decir ahora que el Conde es seguro, lo mismo que la calle Las Damas. Este lugar es precioso: visitarlo constituye un plus para los dominicanos y los extranjeros que se toman fotos en el Altar de la Patria o frente a la estatua donde Colón tiene el dedo levantado.
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