"Me gustan casados o casadas, me gustan con parejas": ¿amor o autoengaño?
Más allá del tabú, una mirada honesta a las relaciones con personas comprometidas

Con este escrito no quiero juzgar a nadie, ni mucho menos señalar a alguien. No soy quien para hacerlo (Dios lo hará conmigo y quizás sea más duro que con los demás).
Yo también he cometido errores, también he caído, y probablemente mucho más que ustedes, que están leyendo estas palabras que escribo no desde el juicio, sino desde la reflexión.
Quizás tú conoces a un amigo o a una amiga que está pasando por esta situación o que la vivió. Pero es un tema que debemos tratar sin hipocresía, en esta sociedad que te premia si tienes dos mujeres ("eres un macho alfa"), pero que si la mujer lo hace "no sirve". Una sociedad que, al mismo tiempo, les grita a los jóvenes que la moda es tener más de una persona, sin importar si es casado o casada, con casa o con pareja.
Los que han estado en relaciones con personas comprometidas saben lo que es amar en secreto, sin poder subir una foto para alardear de con quién están. Vivir una relación a escondidas, bajo la sombra de la noche, saben lo que eso significa.
Sí, hay momentos de euforia, no se puede negar. En los que te sientes que eres su prioridad, pero también hay silencios incómodos y esperas interminables.
Además, cumpleaños que no se pueden celebrar juntos, noches en las que te sientes invisible y solo puedes conformarte con una foto, porque no puedes llamar, ni mucho menos gritar lo que sientes, debido a que eres una opción, no una prioridad.
Estas relaciones muchas veces se viven con la esperanza de que "algún día" la persona deje a su pareja, pero ese día rara vez llega.
Y si sucede, no siempre trae la felicidad esperada. "Porque lo que nace del dolor ajeno, nunca trae felicidad." Esto aplica para toda la vida, no solo en las relaciones de pareja.
Estas relaciones no solo afectan a quienes están involucrados. También hay terceros: familias, hijos, parejas, quienes pagarán las consecuencias de lo que parece ser cosa de dos personas.
Tal vez debes preguntarte: ¿Qué estoy haciendo? ¿Vale la pena este momento pasajero? ¿Por qué estoy con alguien para quien no soy su prioridad?
Todos merecemos un amor que no se esconda, que no se reparta, que no duela más de lo que consuela. Un amor que se viva a la luz del día, sin excusas.
Lo prohibido puede emocionar, pero no construye. Estar con alguien que ya tiene pareja no es amor, es un daño que te mata lentamente.
Es un autoengaño disfrazado de ilusión, una promesa vacía que rara vez se cumple.
Porque por más caricias que te dé en la oscuridad, si no puede sostenerte a la luz del día... no es amor.
Amor no es compartirlo. Amor no es esconderte. Amor no es esperar migajas. Y aunque hoy te diga que te elige, si nunca deja lo que ya tiene, en realidad nunca fuiste una elección.
Solo fuiste un escape, una aventura, una excusa. No te conformes con algo a medias cuando puedes tener algo completo para ti.