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No me quiero casar, no quiero tener hijos. ¿Estoy mal?

Cuando el "deber ser" te roba la plenitud

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No me quiero casar, no quiero tener hijos. ¿Estoy mal?
La felicidad no se mide en anillos ni cunas. (FUENTE EXTERNA)

Hace unos días, mientras visitaba a una amiga, llegó una persona allegada a ella, alguien que yo no conocía. En medio de la conversación, me lanzó las preguntas clásicas: "¿Tienes novia?", "¿Ya te casaste?".

Lo dijo con una naturalidad que me sorprendió. No por la pregunta, que es más común de lo que la gente podría pensar, sino por el hecho de hacerle ese comentario a un desconocido.

Detrás de esta pregunta, que aparentemente es inocente, se esconde una expectativa social: que, para tener éxito y una vida plena, es necesario casarse y tener hijos.

Si no te has casado a cierta edad, no has formado un hogar y no tienes hijos, entonces algo anda mal contigo o, peor aún, "se te está yendo el tren". Si no encajas en ese modelo de vida, estás fracasando.

Pero no todas las personas quieren tener un hijo. Traer una criatura al mundo es una responsabilidad enorme, no una decisión que deba tomarse a la ligera.

Tampoco todos quieren casarse. Y eso no significa que estén mal o que no lleven una vida feliz.

A veces, este tipo de presión social obliga a las personas a tomar decisiones apresuradas.

Por ejemplo, mujeres que traen al mundo un hijo y deben soportar incluso maltrato físico, porque no se prepararon y sienten que su "deber" es tener a su lado a un hombre y cuidar de su hijo sin separarse de él.

Matrimonios que aparentan ser felices ante la sociedad, pero en realidad ninguno de los dos se soporta, y no se divorcian por el "qué dirán", porque más que una unión, son un negocio.

Personas que viven un noviazgo de mentira, que solo existe en las redes sociales... y cuidado, si es que existe siquiera ahí. Pero ante sus amigos son los más tiernos y dulces.

La próxima vez que se te ocurra hacerle a alguien una de estas preguntas, tal vez podrías empezar por preguntarle si es feliz con la vida que lleva.

Al final del día, las personas deben buscar su propia felicidad y no seguir las reglas de una sociedad que te impone un modelo a seguir, pero si te apartas de él, "eres el raro".

Ojo con esto: no quiero decir que no creo en el matrimonio, o que estoy en contra de que las personas tengan hijos, jamás. Lo que digo es que no debe hacerse por presión social, porque trae consecuencias que te acompañarán toda tu existencia.

Que tu bienestar no dependa de estar con alguien o de tener un hijo "porque toca", sino de construir una vida con sentido, en la que te sientas pleno con lo que haces y con lo que eres.


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Licenciado en Comunicación Social, egresado de la Universidad Dominicana O&M. Es un periodista apasionado por el mundo digital y ha ejercido la profesión en varios medios del país.