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Desbrozando el 30M

El informe secreto que anticipó el fin de Trujillo

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Desbrozando el 30M
A pocas semanas del ajusticiamiento de Rafael Trujillo (mayo de 1961), el cónsul estadounidense Henry Dearborn envió un informe clave al Departamento de Estado (22/03/61) analizando la oposición al régimen. (FUENTE EXTERNA)

Ante la inminencia del ajusticiamiento de Trujillo, planeado para mayo por los conjurados, el Cónsul Henry Dearborn documentaba al Departamento de Estado el 22/03/61 sobre las cuestiones relativas a "la oposición a Trujillo" y "la naturaleza de la opción norteamericana en la República Dominicana hoy".  A 64 años del 30M libertario, conviene conocer este ilustrativo reporte. En 2001, en el 40 aniversario de la hazaña, Dearborn regresó y concurrió al Monumento a los Héroes junto a Lorenzo Berry (Wimpy). En 2013, centenario, falleció este diplomático clave en la fragua del tiranicidio.

Sobre la oposición a la dictadura señalaba: "No existe una oposición unitaria bien organizada a Trujillo. Por otro lado, según nuestras mejores fuentes, entre el 80 % y el 90 % de los dominicanos alfabetizados son antitrujillistas y desearían una forma de gobierno representativa prooccidental, que no interfiriera en los asuntos de sus vecinos y respetara los derechos humanos fundamentales. La principal fuerza unificadora de los dominicanos antitrujillistas es su odio al dictador.

Si bien la mayoría de los dominicanos antitrujillistas ni siquiera consideran accionar contra el Generalísimo, debido a la combinación de su altamente organizada maquinaria represiva y la larga experiencia de dominación a través del miedo, con una escasa capacidad y reconocida docilidad, existen pequeños núcleos de dominicanos que planean derrocarlo.

La ausencia de una oposición amplia y bien definida es una condición defensiva, ya que, en el pasado, siempre que un grupo conspirativo se hacía grande o bien definido, era apresado y reprimido sin piedad. Generalmente se lo descubría mediante tortura e inutilizaba con el asesinato de los elementos más valientes. Estas circunstancias han llevado a los núcleos de los que hablo a considerar la liquidación como la única manera de lograr sus fines. El asesinato político es repugnante y repulsivo, pero todo debe juzgarse en su propio contexto.

Estados Unidos usó la bomba atómica sobre Hiroshima, lo cual fue horrible y repulsivo, a menos que uno se detenga a considerar que, a la larga, se usó para salvar miles de vidas. No se puede considerar a los dominicanos que apoyan el asesinato de Trujillo como moralmente insolventes o criminales. Algunos de ellos son, de hecho, y esto es aleccionador, las personas con las que nos identificaríamos si nos tocara el infortunio de ser dominicanos. Los núcleos afines a EE. UU. tienen destellos de valentía, son pro-estadounidenses, suscriben los principios de la OEA y son la esperanza de la República Dominicana. Probablemente existan otros núcleos en contra de Trujillo, además de los que nos han informado.

El Consulado cree que los comunistas han estado trabajando aquí al menos desde agosto, a través del Generalísimo y Radio Caribe, para lograr los fines de Moscú. El Consulado no puede probarlo. Como tantos dictadores, Trujillo no ve el peligro para su propia forma de vida al manipular a estos elementos. Cree que los está utilizando, pero en realidad está siendo utilizado. Es muy posible que a estas alturas ya no le importe, mientras sean antiestadounidenses y anticatólicos. Cuales sean los núcleos liderados por comunistas, el Consulado no cree que estén en condiciones de tomar el control del país."

El 4/06/60, arribaron desde Cuba Máximo López Molina y Andrés Ramos Peguero, del Movimiento Popular Dominicano, instalándose en la Ave. Trujillo Valdez 12, iniciando inscripciones y la difusión de mensajes antitrujillistas con altoparlantes. El 23/07/60, Radio Caribe inició sus transmisiones, enfilando cañones contra la Iglesia, Betancourt y Muñoz Marín, los EE. UU. y la OEA, y el uso de noticias de la agencia soviética TASS.

"El campesino aún no ha despertado políticamente. Será el peón de cualquier elemento que tome el poder. Las personas con educación, control sobre la vida económica y las profesiones (médicos, abogados, ingenieros) están mayormente de nuestro lado. El ejército es una incógnita a pesar de nuestros esfuerzos por auscultar sus pensamientos más íntimos. El Consulado sospecha que no podemos discernir sus pensamientos porque no tienen más remedio que mantenerse alejados de los problemas y vivir lo mejor posible.

Nos informan que algunos militares se sumarían rápidamente si se desatara un brote antitrujillista, pero no podemos comprobarlo con testimonio directo. Probablemente sea cierto si se hiciera evidente que una revolución tiene posibilidades. Los militares están acostumbrados a seguir a un líder y el Consulado cree que seguirán haciéndolo.

La gran pregunta es: "¿Qué líder?". Si el Jefe desapareciera, podrían optar por Balaguer; lo más probable es que formarían una junta, pero alguien surgiría como líder, probablemente un civil. Parece razonable sospechar que, dadas las condiciones actuales, quienes tienen cerebro e influencia triunfarían. Quienes son nuestros amigos prácticamente tienen el monopolio de esos recursos. Esto no significa que lo harán todo a nuestra manera."

Un Dearborn precavido aventura un curso de actuación de cara al futuro inmediato tras descojonar a Trujillo: "Hay muchos cambios por hacer y no habrá una sola determinación sobre cómo hacerlos. Como es de esperar, la prueba del ensayo y el error será el principal método de avance, y ni siquiera Estados Unidos puede conocer todas las respuestas sobre lo que es bueno para la República Dominicana en sus propias circunstancias particulares. La paciencia y la comprensión serán fundamentales."

Avizorando el porvenir, se plantea cuál sería "la naturaleza de nuestra elección. El Consulado duda que haya caos tras la caída de Trujillo, pero esto depende en cierta medida de lo que se entienda por caos. Probablemente habrá derramamiento de sangre y muchas dificultades de ajuste, tanto económicas como políticas. Cuanto de esto ocurra dependerá en gran medida de los dominicanos, pero también en parte de Estados Unidos y la OEA. La OEA debe estar preparada para brindar ayuda con prontitud si se le solicita, y Estados Unidos debe estar preparado de inmediato para actuar como agente de la OEA.

Desde agosto de 1960, Trujillo, consciente o inconscientemente, ha estado acomodando a la República Dominicana ante los extremistas de izquierda. Los informes del Consulado lo han señalado clara y repetidamente, y fue en gran parte la base de nuestro argumento a favor de sanciones efectivas contra las exportaciones de Trujillo en agosto pasado. Nuestro argumento ha sido que cuanto más tiempo Trujillo siga dominando la República Dominicana, más susceptible se vuelve el país a los extremistas de izquierda y que, por lo tanto, el derrocamiento de Trujillo en un futuro próximo beneficiaría a Estados Unidos.

La situación no nos es tan favorable como lo fue en agosto pasado debido al relajamiento que se ha producido entretanto. Sin embargo, nos es más favorable que en diciembre pasado, y creo que, si Trujillo fuera derrocado hoy, saldríamos de la situación mejor que nunca. Esto se debe a que, desde principios de enero, gozamos de una alta estima por parte de los disidentes.

Si tuviéramos la libertad de elegir nuestra alternativa, nuestra decisión no sería sencilla. Como suele ocurrir en las relaciones internacionales, sería una elección entre dos alternativas difíciles. Si Estados Unidos decidiera que Trujillo es malo, pero que, por conveniencia momentánea, debiera colaborar con él manteniendo distancia, el prestigio y la influencia de Estados Unidos en la República Dominicana desaparecerían con Trujillo, y, en cualquier caso, no podría durar mucho.

Por otro lado, si se sabe que Estados Unidos está utilizando su influencia para establecer un gobierno representativo en la República Dominicana que suscriba los principios de la OEA, se tendrían buenas posibilidades de mantener una posición influyente en el gobierno que suceda al Generalísimo. Sin embargo, que nadie piense que la transición de una dictadura de treinta y un años se logrará con algo que se aproxime en naturaleza a un simple cambio administrativo de personal y al tipo de deliberaciones políticas que podríamos encontrar como ejemplo en una reunión del National Security Council."

En la víspera del mes decisorio de mayo, advertido el Departamento de Estado del designio magnicida, el 28/04/61 instruyó a Dearborn. "En caso de inestabilidad política repentina o derrocamiento violento del régimen de Trujillo, el representante de mayor rango de EE. UU. en la República Dominicana deberá, hasta nuevas instrucciones, guiarse por los siguientes principios:

(1) EE. UU. no puede permitirse ni permitirá la imposición externa en la RD de un régimen procomunista o procastrista como sucesor del actual Gobierno de la RD; (2) EE. UU. espera firmemente que cualquier gobierno sucesor sea ampliamente aceptado por el pueblo de la RD, se oriente hacia EE. UU. y se comprometa con prontitud a establecer la democracia y a convocar elecciones libres. (3) La influencia de EE. UU. en la RD debe ejercerse para lograr los objetivos antes mencionados.

(4) En el momento de reemplazo del actual Gobierno de RD o cambio significativo en el control actual usted debe, en cualquier ocasión apropiada, transmitir la clara impresión de que el reconocimiento y/o asistencia de los EE. UU. a la RD necesariamente estaría influenciado y determinado por el grado de disociación del gobierno con el personal inaceptable, las políticas y prácticas del régimen de Trujillo y por la claridad de su dedicación a los principios enumerados en el punto 2 anterior.

(5) En las circunstancias descritas antes, cuando se presente la oportunidad, deberá fomentar la formación de una coalición realista con elementos civiles y militares capaces de mantener el poder como gobierno provisional, favorable a Estados Unidos y dispuesto a colaborar con él. (6) Si un gobierno provisional que, a su juicio, cumple los criterios anteriores, solicita asistencia armada estadounidense ante una amenaza real o prevista del exterior, deberá presentar dicha solicitud junto con su recomendación lo antes posible, sugerir que podría solicitar asistencia a otros gobiernos democráticos como Venezuela y Colombia e informar a la OEA."

Finalmente, "mantenga al Departamento informado."

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José del Castillo Pichardo, ensayista e historiador. Escribe sobre historia económica y cultural, elecciones, política y migraciones. Académico y consultor. Un contertulio que conversa con el tiempo.