Vida de presidente
Sin casco, sin privilegios, así vivió Abinader... en un sueño

Hace un par de noches soñé algo curioso. Estaba en un barrio de esos de la capital que están mal comunicados, llenos de hoyos y con basura en cada rincón de la calzada. Abinader salió de una casucha de madera. Tenía la cara de Abinader, nuestro presidente, pero el cuerpo de un niño más oscuro de piel.
En el sueño, el pequeño Abinader se subía a un motoconcho. No llevaba casco ni ningún tipo de protección ante un posible accidente. La calle estaba llena de hoyos, pero al pequeño Abinader no le importaba porque estaba acostumbrado a salir de su casa de madera medio destruida, comprar una empanada a 40 pesos en un puesto de la calle y subirse a su motoconcho.
El sueño seguía y vi al pequeño Abinader recorrer las calles dando saltitos en la parte trasera del motor con cada bache. Dentro del sueño, pensé: "¡Este Abinader sabe lo que vale un peine!"
Se desmontó del motor, pagó con monedas al motorista y entró a una estación de metro. Luego de hacer una larga fila, el pequeño Abinader se apretujó en uno de los vagones junto a sus compatriotas. Cuando llegó a su parada, logró salir entre empujones y prisas, subió por las escaleras mecánicas y entonces le perdí la pista y desperté de esa curiosa tragicomedia.
Abrí los ojos, pensé en Luis Abinader, nuestro presidente, y llegué a mi propia conclusión de que no sabe lo que vale un peine, o lo que es vivir en un barrio lleno de hoyos y basura, y mucho menos lo que significa poner más vagones en un tren.