Escasez de mano de obra y salario
La escasez de mano de obra debería conllevar a un aumento de salarios que reduzca las altas tasas de inactividad laboral
El impacto económico del tema migratorio exige ser analizado. Consabido es que, a mayor oferta, menor precio. En el caso de la mano de obra, su precio es el salario. Aquí hay que comenzar a dilucidar los detalles. Económicamente estos pudieran dividirse entre aquellos con bajas y altas calificaciones laborales.
Algunos estudios internacionales han revelado que la inmigración tiene un impacto reducido sobre el nivel salarial, pero esto depende de la combinación de mano de obra calificada y no calificada entre la población nacional e inmigrante.
Según la Encuesta Nacional de Inmigrantes, en 2017 residían en R.D. más de medio millón de adultos, el 87.2 % de origen haitiano. La encuesta de 2015 (ONE) calificó al 62.3 % de los hogares con inmigrantes como personas con niveles de instrucción básico o ninguno, y el 73 % con condiciones socioeconómicas muy bajas o bajas. En ambos casos, el 99 % eran de origen haitiano con lo que podemos confirmar el perfil de bajas calificaciones de ese grupo de inmigrantes.
Por efecto de las recientes repatriaciones de inmigrantes haitianos se dice que han ralentizado actividades donde estos presentaban alta participación: agricultura, construcción, y en menor medida, turismo. ¿Qué tan grave pudiera ser para la economía dominicana esta reducción en la oferta laboral?
Sorprende a los economistas que la mayoría de los análisis, e incluso películas, relativos a la escasez de mano de obra inmigrante son de carácter estático, no dinámico. La respuesta a que pasará el día en que ningún empleado se presente al trabajo es que se detiene todo. La respuesta a que pasará si no regresan empleados por un periodo prologando es que serán reemplazados. Válido aquí y allende.
R.D. tiene 2.8 millones de personas inactivas (personas en edad de trabajar que no están ocupadas) de los cuales 831,000 son hombres. Sin ánimo de quitar oportunidades laborales a quienes mucho lo necesitan y que benefician grandemente a sus empleadores, podría inferirse que existen recursos humanos nacionales suficientes para sustituir cualquier carencia laboral.
La inactividad laboral tiene un costo. El sistema SIUBEN identificó en marzo 2025 a 2.6 millones de personas (38 % de la población total) viviendo en condiciones de pobreza extrema y moderada.
En consecuencia, ADESS se abrogó la responsabilidad de otorgar subsidios mediante 1.65 millones de tarjetas Supérate y de Incentivos Especiales para hacer cumplir diez programas distintos de subsidios sociales a un costo de RD$25,481.2 millones en 2024. Esto representa el 1.5 % de la masa salarial de los ocupados.
Las remesas son el otro suplemento de ingresos que apoya el consumo de aquellos que no laboran, estableciendo un ingreso mínimo (salario de reserva) a superar para motivar al trabajo. Estos flujos del exterior representaron ingresos equivalentes al 38 % de la masa salarial en 2024, explicando porque la tasa de inactividad más alta es en el Cibao.
Dicen que todos los problemas se solucionan con el precio adecuado. La escasez de ciertos perfiles de mano de obra debería resultar en ofertas salariales mayores que motiven a los inactivos nacionales a incorporarse. Este es un escenario más eficaz que el establecimiento de salarios mínimos y preferible al costo fiscal y a la dependencia extranjera actual, la cual a su vez resulta de una emigración en busca de mejores salarios.