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Crisis política después del 27 de febrero (y III)

El rechazo de Duarte al protectorado, un punto de quiebre en la historia dominicana

La sesión de la Junta Central Gubernativa, del 26 de mayo de 1844, culminó en la ruptura definitiva del pacto unionista del 27 de febrero. Nada más concluir Bobadilla su exposición, tomó la palabra Juan Pablo Duarte, quien pronunció un enérgico discurso, de alto contenido patriótico, rechazando la desnacionalizante fórmula del protectorado francés.

Varios trinitarios presentes en esa reunión, Sánchez, Valverde y Lara, los hermanos Puello, Pina, Pérez y Jacinto de la Concha, respaldaron el pronunciamiento de su líder contra el plan antinacional de los conservadores.

Después de ese choque frontal ya no fue posible que ambas corrientes políticas, antagónicas por naturaleza, continuaran aliadas. Las contradicciones ideológicas alcanzaron su punto más álgido, sobre todo después que los duartistas se enteraron de que el general Santana por escrito había solicitado apoyo económico y militar de Francia, a cambio de la bahía de Samaná.

La radical oposición del partido trinitario al proyecto de protectorado provocó que los afrancesados desataran una agresiva campaña de denuestos contra los revolucionarios. Por ejemplo, Bobadilla consideraba que Duarte carecía de méritos políticos y lo acusó de actuar de manera imprudente, siempre comprometiendo las libertades públicas y la seguridad del Estado. El cónsul Saint Denys, por su parte, no solo lo tildó de sedicioso, sino que también afirmó que Duarte era un "joven sin mérito, alborotador político, intrigante, ambicioso, vanidoso, mal visto por la población y los notables".

En medio de una atmósfera tan adversa, y conscientes de que paulatinamente perdían terreno frente a sus rivales políticos, los trinitarios decidieron poner en marcha un plan mucho más audaz tendente a fortalecer el ala militar de su partido. Así, tras concitar el apoyo de un considerable grupo de oficiales del joven ejército dominicano, el 30 de mayo de 1844 enviaron una comunicación al Gobierno para que dentro del escalafón militar ascendieran a Duarte, Sánchez, Mella, José Joaquín Puello y otros soldados destacados por su valentía durante la guerra.

Para Juan Pablo Duarte se solicitó el rango de General de División y Comandante en Jefe del Ejército, debido a que era el iniciador del movimiento revolucionario y quien -según la comunicación-, desde hacía años había fundado agrupaciones políticas y culturales con fines independentistas. La Junta Central Gubernativa, desde luego, rechazó la referida solicitud.

Al cabo de varios días, ya claramente definido el escenario político, los trinitarios optaron por un recurso más radical y extremo con el fin de evitar el colapso del proyecto revolucionario: el golpe de Estado.  

Sin embargo, conviene precisar que la oposición de Duarte a cualquier protectorado foráneo fue de extraordinaria trascendencia política. Así lo reconoció el trinitario Juan Isidro Pérez cuando en 1845, también en el exilio, escribió: "Sí, Juan Pablo, la historia dirá: que fuiste el Mentor de la juventud contemporánea de la patria; que conspiraste, a la par de sus padres, por la perfección moral de toda ella; la historia dirá: que fuiste el único vocal de la Junta Central Gubernativa, que, con una honradez a toda prueba, se opuso a la enajenación de la península de Samaná, cuando tus enemigos, por cobardía, abyección e infamia, querían sacrificar el bien de la patria por su interés particular... La oposición a la enajenación de la peníncula de Samaná -concluyó el desdichado Ilustre Loco-, es el servicio más importante que se ha prestado al país y a la revolución".

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Historiador y ensayista. Especialista en historia dominicana.