Ciclones zurdos
La literatura y el clima en tiempos de incertidumbre: de Saramago a Dickens
Fue Jack London quien aseguró que se sentía a merced de las fuerzas de la naturaleza. En un prólogo muy visto relata la pequeñez del hombre ante el poderío del medio ambiente. El escritor describe en un solo párrafo toda la naturaleza que lo ataca y da muestras de una gran sensibilidad para evaluar todo lo que ocurre en temporadas de exploración.
Indica que se siente vulnerable, una brizna en el viento zarandeado de aquí para allá. De ahí su libro La llamada de lo salvaje, publicado en 1903. Hay una versión cinematográfica de 1972 protagonizada por Charlton Heston y Michele Mércier filmada en Finlandia, para ir a tono con la primera que tuvo en sus papeles principales a Clark Gable y a Loretta Young en 1935.
En nuestra memoria hay una cierta zona del malecón donde todo se observa de la mejor manera: es como si la atmósfera estuviera amplificada. En esa esquina donde antes vendían chimichurris (un plato que tuvo su época), ahora tenemos un restaurante de comida criolla. Se nos habla de Jamaica, esa isla misteriosa que fue tomada por Penn y Venables hace mucho tiempo (la invasión es de 1655), luego de fallar aquí y no legarnos el inglés.
La historia ha sido repetida mil veces: escucharon los pasos de las tropas españolas y algunos autores indican que simplemente se trataba de cangrejos al salir a la playa de Haina.
Hace apenas una semana y media, un ciclón zurdo fue anunciado para la isla de Santo Domingo. También, el verificado para la Florida mantenía a la gente en grado expectante (más de dos millones de personas sin luz, miles de evacuados y al menos 16 muertos). La experiencia indicaba que no se puede tomar a broma este tipo de fenómenos. El drama de lo ocurrido en Valencia, España mantiene a las personas en un estado de incertidumbre: no sabes qué pasará con las próximas lluvias.
Tenía yo el temor de que una reunión se alejara por la ocurrencia de un fenómeno que no toma en cuenta los resultados electorales. El ciclón zurdo estaba ahí para los cálculos sobre su ojo y la velocidad de sus vientos. Debe pensarse que los huracanes de la colonia no tenían mejor predilección por la derecha o la izquierda: no miran banderías políticas.
Mientras tanto, los estrategas de campaña de Trump vinieron, vieron y vencieron (como el cónsul Romano Julio César en su carta ante el senado). Diseñaron lo que tenían que hacer e impulsaron a través de las redes toda una estrategia comunicacional para difundir un mensaje que a muchos quedó claro: había que tener estabilidad. Cero riesgos con la dama de un discurso que podía atraer a una gran franja de indecisos. Ahora entremos al plano literario, please.
Aquí algunas de mis últimas lecturas en plena temporada de ciclón zurdo. Con una proverbial astucia para las palabras, José Saramago fue un importante novelista que escribió en portugués profusamente sobre la condición humana. Uno de sus libros trata sobre lo tedioso de la burocracia y otras variantes.
En ese año, la Academia Sueca tuvo razón en otorgar el premio a un portento de la novela. Recomiendo tener una breve colección de los libros de este celebrado autor como también recurro a la atención sobre lo que ocurre en materia económica en USA.
Anclados en el concepto de la guerra, (esta es la realidad contemporánea), Al Ries y Jack Trout (Big Brands, Big Trouble: lessons learned the hard way, New York, John Wiley and Sons, 2001), escribieron un libro que hizo historia. Intentar desentrañarlo no es tarea de esta página.
En la última década hemos visto una pandemia, una guerra que no termina y una fastuosa demostración de fuerzas navales (son los juguetes de Putin).
Prefiero referirme de pasada a Charles Dickens (Historia de dos ciudades, Los Papeles Perdidos del Club Pickwick), ahora que entramos en navidad con toda la fuerza.
Un texto fundamental de Dickens es El velo negro, ambientado en otoño de 1800 y otro Sentimental que pueden ser hallado en compilaciones. Cuando leí estos libros las páginas se salían y no sabías si terminarías el relato con la comprensión de todas las variantes. Claro, también Oliver Twist de 1838.
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