Ideas de Gobierno: propuestas en revoltillo (y 2)
Repensando el futuro, ideas para modernizar el aparato estatal
Repensar el Estado, reasumir su renovación con ideas posibles, sin intención insana, casi debiera ser tarea común, referendo ciudadano. No es tanto -aunque sea inobjetable- reducir la nómina estatal. Es, sobre todo, reanimar el Estado desde mejores niveles de gobernanza, desde estratos administrativos mejor fundamentados, más en armonía con necesidades, aspiraciones y metas de nuestros tiempos, muchas ya impostergables. Mis anotaciones de varios años me parecen que siguen siendo válidas, a pesar del tiempo transcurrido. Las expongo sin prejuicios ni interés alguno. Tal vez sólo para que no queden en una libreta de apuntes guardada en el cajón de las ideas muertas.
1. Hay que reactivar la figura de la Secretaría de Estado. Un ministerio redimensionado con fusiones temporales o fijas, debe tener un funcionario de alto cargo que dirija ese estamento adicionado, justo para que no se convierta en ficción, para que sea un elemento activo, con programas de acción renovados. Insertado en un ministerio de mayor fuerza, el renglón agregado debe ser una vía de gobierno tan fundamental como el titular. Digamos, por ejemplo: Ministerio de Juventud y Deportes. Lo dirige el ministro como instancia mayor, y debajo de él, los responsables de los dos estamentos que conforman ese ministerio, con rango de Secretario de Estado. Funciona así en España. De esta manera, se otorga un liderazgo de eficacia y administración individual a cada renglón, sin que se pierdan de este modo los valores de cada cual.
2. Ministerio de Interior y Policía. Es un ente administrativo del gobierno central que es anacrónico y nadie parece darse cuenta. Creo debiera eliminarse y dividirse en dos: Ministerio de la Seguridad Nacional y Ministerio de Gobernación. En el primer caso, superaría, con mejores acopios, el tema de inseguridad y atendería un referente que, ante la situación global, requiere de una instancia mayor. El ministerio de Defensa tiene otros objetivos. La seguridad de un país contiene diversos elementos de atención, que creo innecesario detallar. República Dominicana no parece estar preparada para enfrentar situaciones de riesgo frente a peligros que acechan globalmente y peligros que ruedan ya y que no son solamente -aunque sean los más urgentes- los de la seguridad ciudadana frente a la delincuencia y todas sus subdivisiones. Obviamente, la entidad policial y todos los organismos de seguridad del Estado estarían adscritos, mediante ley que se crearía al efecto, a este ministerio, a más de que las evaluaciones y decisiones corresponderían al Consejo Nacional de Seguridad que sería creado. En el caso del ministerio de Gobernación se trata de otorgar valor a las gobernaciones provinciales, un cargo que debiera hace rato tener mayor relevancia y que es sólo un departamento inocuo, infeliz, sin brillo y sin aporte alguno. En tiempos de Fulgencio Batista, en Cuba, existía el Ministerio de Gobernación que tenía funciones parecidas a las del ministerio de la Presidencia dominicano, pero con mayor poder. El último ministro, por cierto, al triunfo de la Revolución, fue Santiago Rey Perna, que luego residiría por largos años en la capital dominicana hasta inicios de los ochenta, cuando se domicilió en Estados Unidos. Aquí, sería distinto. Se requeriría de una ley que especifique las funciones y objetivos de las treinta y dos gobernaciones provinciales, que deberían ser las mejores fuentes de fortaleza institucional para el Poder Ejecutivo.
3. Ministerio Administrativo de la Presidencia. Debe ser clausurado y solamente existir el Ministerio de la Presidencia, que absorba el funcionamiento de aquel, con la finalidad de dar seguimiento al día-a-día de cada ministerio y de toda la administración pública, a más de ostentar la categoría de coordinador en jefe del consejo de ministros. No olvidemos que muchos ministerios de hoy son herencia o del trujillato o de los gobiernos de Balaguer que acostumbraba crear cargos para resolver situaciones internas o de poderes individuales.
4. Consejo Nacional de Educación. Doce años después de que el 4% pasara a dominar el espectro estatal como presupuesto fuera de serie, los resultados vergonzosos y polémicos debieran obligar a una reestructuración a fondo del ministerio de Educación. De pronto, una solución, entre varias, sería la de conformar un Consejo Nacional de Educación formado por profesionales de alto nivel técnico, administrativo y gerencial, que tome las riendas de esta zona gubernativa en franca situación de descalabro y cuyas determinaciones, programas de emergencia y planes concretos sean los que realmente gobiernen la institución, siendo el ministro el ejecutor de las medidas tomadas por esa instancia. Huelga decir que este Consejo debería estar formado por personas reconocidas en el ramo, sin importar procedencia política. Auténticos expertos que puedan crear un plan quinquenal que transforme definitivamente el sistema nacional de educación. Si se requiere ley, que se elabore un proyecto y se envíe de urgencia a las cámaras.
Las ideas bullen. Surgen, crecen, se quedan sobre la mesa de los sueños o se siembran y cosechan para que alguien las recoja, en la mejor de las quimeras. Son sueños ciudadanos, alejados de moliendas partidistas, entrometimientos presuntuosos o intereses venales. Son más. Muchas más. Las que siguen sólo las nombro.
— Centro de Convenciones de Santo Domingo. Se trata de una necesidad que debe ser asumida con planes definitivos. Se habla en demasía de este tema y no termina de completarse el propósito. Hay dos ubicaciones posibles. La actual feria ganadera y los abandonados espacios de los ex hoteles Hispaniola y Santo Domingo. Un Centro de Ganadería, Equitación, Caballería y Eventos relacionados con este sector podría contemplarse en terrenos de SD Norte o SD Este.
— Convertir el bulevar de la avenida 27 de febrero, lanzado al abandono como un lastre, en la Plaza de Arte Público Silvano Lora, con nuevas obras de arte escultórico o muralístico.
— Crear Brigadas Médicas, dependientes del ministerio de Salud, con médicos graduados y estudiantes de término de medicina, para asistir en casos de emergencia o desastres en cualquier barrio o provincia.
— Eliminar entidades oficiales que no rinden ningún servicio ni al gobierno ni al país. Reubicar a los empleados con vocación de servicio, que los parásitos hay que extinguirlos en el aparato estatal.
— Refundar, fortalecer y consolidar la Policía Nacional Dominicana, que así debería denominarse y cuyo mejoramiento aún no se observa ni a corta ni a larga distancia. Desde nuevos uniformes y equipamientos actualizados, mejor entrenamiento, mayor autoridad, bajo una doctrina funcional que termine con agentes que huyen de delincuentes barriales o de todo el que los enfrente, hasta a simples puñetazos, incluyendo escuelas permanentes de formación para reclutas, rasos y oficiales, y un salario igualado a los de los maestros, que, al fin y al cabo, de ellos depende la seguridad nuestra, la seguridad de todos.
— No den más largas al asunto. Somos una potencia beisbolera y no tenemos estadios bien plantados. Es hora de actuar. La capital dominicana requiere de un estadio de béisbol clase MLB. Y los demás, reacondicionarlos debidamente y no para cada octubre. Gracias a empeños privados de loable dinamismo, en poco tiempo tendremos mejores campos de fútbol que de béisbol.
— Rescatar el Mes de la Patria. Bandera, himno, escudo y palabras sacrosantas deben tener hoy más vigencia que nunca. No hagamos caso a las voces discordantes que encuentran vacíos estos símbolos. Elogio a Colombia y México, países donde he visto que sus enseñas patrias figuran en viviendas y establecimientos comerciales de forma permanente. La dirección de Efemérides Patrias ha estado siendo dirigida en los últimos años con muy buen criterio gerencial, pero parece que le falta apoyo. Esa entidad requiere de respaldo sólido y permanente para que cumpla cabalmente su rol.
— Crear el Consejo de Ordenación, Planificación y Desarrollo Territorial, para mantener una revisión constante de las obras públicas, que responda directamente al Presidente de la República y desde donde se planifiquen las labores que corresponden a la infraestructura nacional, sin menoscabo de los objetivos y la regencia del ministerio de Obras Públicas o del Ministerio de la Vivienda.
— Crear el Bono Cultural, exclusivamente para jóvenes de 16 a 25 años, con un monto de $30.000 anuales, a razón de $2.500 mensual, para que sean dedicados exclusivamente a compra de libros (no de textos), productos digitales, comics didácticos; asistir a conciertos, representaciones teatrales, teatro musical, cine, danza, museos.
Ahí dejo este revoltillo de ideas, empeño febril que, con toda seguridad, no llegará a Mongo, como decía mi abuela. Son muchas más, pero con ellas levanto el telón para que estas ideas escapen y encuentren su destino. Si acaso...
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