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El día después

Si las votaciones, el escrutinio y la transmisión de los datos fluyeron sin contratiempos, anoche fuimos a la cama con Luis Abinader ratificado para un nuevo cuatrienio y con el Partido Revolucionario Moderno renovando, o incluso ampliando la mayoría congresual que actualmente ostenta

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El día después (FUENTE EXTERNA)

Si las votaciones, el escrutinio y la transmisión de los datos fluyeron sin contratiempos, anoche fuimos a la cama con Luis Abinader ratificado para un nuevo cuatrienio y con el Partido Revolucionario Moderno renovando, o incluso ampliando la mayoría congresual que actualmente ostenta. Y desde ya surgen expectativas sobre lo que harán el presidente y su partido con tanto poder, y si utilizarán ese capital político para acometer las grandes reformas y transformaciones pendientes en la agenda nacional.

Se anticipa una reforma fiscal, es un mandato de ley contenido en la Estrategia Nacional de Desarrollo, pero además una necesidad fáctica de las finanzas públicas. Una carga tributaria que ronda el quince por ciento no es sostenible en el mediano plazo, amenaza la sostenibilidad de la deuda y limita la capacidad del estado de aumentar la inversión, al menos al nivel que requiere la expansión natural de la economía dominicana.

Pero cualquier iniciativa dirigida a incrementar impuestos debe partir de una conversación más amplia, que no sólo refiera a la calidad del gasto, sino también al abordaje de otros problemas estructurales que afectan el país.

Sin dilación debemos definir cómo vamos a cerrar la furnia que representa para las finanzas públicas el sector eléctrico. Es necesario establecer el modelo en que operarán las empresas del sector y canalizar las impostergables inversiones que requieren las distribuidoras, para desmontar en un periodo razonable de tiempo las decenas de miles de millones de pesos que año tras año deben disponerse para subsidiar costos y cubrir déficits.

Otra reforma que no resiste aplazamientos es la laboral y de la seguridad social. El llamado pasivo laboral, que no es más que las responsabilidades que los patronos asumen con la contratación de empleados, y que además de la cesantía incluye los aportes a la seguridad social, constituyen una carga muy pesada para algunos segmentos empresariales, lo que empuja a la informalidad. Pero para enfrentar este problema es imperativo revisar los fondos para las pensiones, en la dirección de producir aumentos considerables en las actuales tasas de reemplazo. Evaluar cómo se invierten y sus retornos, y las comisiones y ganancias de sus administradoras.

Y estamos en la obligación de reencauzar los destinos de la educación pública preuniversitaria. No es posible que año tras año se dispendien miles de millones de pesos mientras la calidad de la educación involuciona. Doce años después de la aplicación del manido cuatro por ciento, el descalabro es palmario. Infraestructuras y tecnologías, procesos de aprendizaje y enseñanza, docentes y estudiantes, currícula y materiales pedagógicos, todo está peor.

Muchas cosas deben cambiar. Hay que actualizar y revisar contenidos, modelos, evaluaciones, métodos y sistemas. Pero también es de rigor identificar con que actores se cuenta para dar el salto hacia adelante, y prescindir de los que impiden avanzar.

Veinte de mayo, pasaron las elecciones. Los vencedores celebran y les sobran razones. Pero cuando disipe la algarabía, deben saber que junto con todos esos votos recibieron también una gigantesca responsabilidad. Y que la sociedad dominicana espera que estén a la altura, y que retribuyan con decisiones valientes la reválida recibida.

 

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