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¿Dónde quedó la intimidad?

La discreción, la privacidad, la intimidad... son conceptos que empiezan a ser propios del pasado. El "ser humano pegado al móvil" del siglo 21 los ha perdido.  Los sociólogos estarán estudiando ya (o lo han hecho) el efecto en la personalidad del individuo y las consecuencias sociales del hecho de que demasiados aireen sus asuntos privados en cualquier espacio y ante extraños.

De contar la vida con fotos en las redes a narrarla en voz alta hay un paso significativo. Verlas era opcional.

En el salón, una joven se prepara para el fin de semana explicando con detalle a una amiga que su novio (o pronto ex novio) le ha engañado y que "él se va a arrepentir". En una sala de espera médica, un ejecutivo de ventas intercala conversaciones. Voz modulada para los clientes con los que busca una cita y airada con un compañero con el que destroza a su jefe. Por cierto, todos los presentes terminamos opinando sobre la empresa, bien conocida.

En un ascensor, una madre "repasa" a su hijo adolescente y por lo que escuchamos, tiene un problema que no se va a resolver gritándole por teléfono. En cualquier restaurante, quien espera al que no ha llegado se entretiene con las redes (con sonido), ve una serie pendiente (con sonido) o directamente escucha música... con el altavoz puesto.

Y es intergeneracional. Se pierde el respeto al espacio del otro, nos imponen su voz y sus asuntos. Se habla cada vez más alto y sin inhibición de temas personales en espacios públicos.  

Los famosos cursos de Etiqueta y Protocolo deben reforzar el apartado sobre uso de móvil. Y los establecimiento públicos colocar letreros. Estar conectados había cambiado nuestra forma de vida. Ahora además estamos expuestos involuntariamente a la vida privada de los demás.

TEMAS -

Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.