Pegados a las noticias
Jet Set y el periodismo en crisis, más ruido, menos rigor
Es viernes, han pasado diez días y seguimos pegados a las noticias. Lo sucedido en Jet Set tendrá consecuencias también para el ecosistema informativo. Ya las está teniendo. Y podemos desear, soñar, con que el lector, el oyente, al que ahora llaman usuario, exigirá más rigor y menos rumores. Ese latiguillo "reportando desde el lugar de los hechos" cobra más importancia que nunca. Desde el aire acondicionado se opina. Desde la calle se informa.
Oportuna, esta reflexión de un veterano periodista español, Carlos de Andrés: "Los periodistas teníamos dos funciones, decidir qué es noticia y contrastar la veracidad de las informaciones, que ya no se cumplen. Si no podemos decidir qué es noticia porque todo lo es y, luego, vemos cómo se publican mentiras constantemente sin que pase nada, ¿para qué servimos? Esta es la gran crisis de nuestra profesión."
No basta con rectificar. (De hecho, pedir excusas está sobrevalorado). La información veraz es tan delicada, exige tanta responsabilidad y cautela que es fácil perderse en la celeridad del consumo informativo que hoy prima. Pero no es verdad que cualquier tiempo fue mejor ni que ahora no hay periodistas o que los reyes del streaming se la están comiendo.
La información y el divertimento no siempre casan. Hay muy buenos informadores en todos los escenarios, soportes y medios. El que más chilla no es el que mejor lo hace.
La sobreinformación ahoga. Confunde, distrae, incluso aburre. Pero poco a poco iremos retomando la confianza en los medios que la merecen, en las firmas que respetan los códigos deontológicos del periodismo, en los profesionales responsables. Y los hay.
Siempre habrá pseudo periodistas que se venden y peor aún, que se alquilan. Y siempre habrá periodistas conscientes de que su profesión en indispensable para la sociedad. Divertir... lo puede hacer cualquier. Informar es otro asunto.