Venezuela y enero
De promesa socialista a dictadura, el declive de Venezuela
Ya falta apenas un mes y medio para el 10 de enero, fecha de la toma de posesión del presidente electo en Venezuela, Edmundo González Urrutia. A la comunidad internacional le toca acelerar lo que vaya a hacer para que la democracia triunfe en un país clave para el futuro de la región.
Hubo alternancia democrática en Colombia, en Chile, en Uruguay. Los venezolanos votaron, pero su voluntad no será respetada sin una presión internacional menos tibia que la que se ejerce ahora. Se merecen que esa izquierda que ha ganado en otros países se sincere y reconozca que defender dictaduras como la de Cuba, Nicaragua y Venezuela es una afrenta a los ideales que dice sostener.
El fraude electoral cometido por Maduro impulsó de nuevo la salida de venezolanos. Más de seis millones ya de exiliados económicos y políticos. Porque el chavismo, además de ser una dictadura militar y política es un fiasco en la administración.
La gran sangría de profesionales venezolanos es una de las tragedias para el futuro del país de la que no se habla mucho. Médicos, profesores, periodistas, informáticos, abogados... los mejor formados y en la edad de su mayor productividad abandonan su patria para empezar una nueva vida y lo hacen normalmente desde cero en tierra extraña.
A Diosdado Cabello y a Nicolás Maduro, a su cohorte de militares enriquecidos, a su guardia pretoriana cubana les trae sin cuidado. Cuantos más se vayan, menos oposición interna queda.
Y así, Venezuela oprimida y dirigida por unos sanguinarios incapaces, se enfila a ser una nueva Cuba, la prueba viva de que el socialismo/comunismo empobrece hasta la miseria allá donde se implanta.
Porque cuando una buena idea en la teoría siempre sale mal en la práctica... deja de ser una buena idea.