Ruido
Dos profesiones, un mismo compromiso con la verdad
Mucho, mucho ruido, diría Joaquín Sabina. Una semana de ruido peligroso en el que se han mezclado dos asuntos que requieren reflexiones diferenciadas.
- La libertad de prensa no protege la difamación. Eso está tipificado adecuadamente y hay vías legales para combatirla. La libertad de prensa obliga a la máxima responsabilidad por parte de los profesionales, que deben usarla siempre a favor de su oficio y de la sociedad. Acusar sin pruebas no es periodismo, es otra cosa. Hacer negocio de eso es todavía un escalón más bajo. No es raro en los tiempos que vivimos y no es precisamente el asunto que debería despertar el esprit de corps de los colegas, el Colegio o los oportunistas habituales. ¡Defendamos la profesión!
- El Ministerio Público no puede difundir (ni públicamente ni por filtraciones a los medios preferidos) datos de acusaciones no judicializadas. Ni para defenderse ni para atacar. Lo dicen la Constitución (art. 44.4) , el sentido común y la deontología judicial.
El ruido en torno al Ministerio Público y un comentarista de radio ha levantado acusaciones, venganzas, falsos escrúpulos y concienzudos análisis sobre Justicia y Periodismo.
Al final, las cosas pueden ser más simples. Tanto los fiscales como los periodistas están obligados a buscar y decir la verdad, es la razón de su ser. Y siempre enseñar las pruebas.