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La violencia y El Renacimiento

De Ciorán a Herrera Luque: el vínculo entre guerra, conquista y psicopatía

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La violencia y El Renacimiento
Rusia, el expansionismo y la violencia histórica. (FUENTE EXTERNA)

En su obra "Historia y Utopía", de mil novecientos sesenta (1960), dentro del contexto del análisis que allí despliega el filósofo rumano Emil Ciorán él hace un señalamiento sobre la inexistencia (como etapa histórica) del Renacimiento en Rusia como causante de la tendencia al absolutismo y de la brutalidad expansionista de Rusia:

"Es sin duda lamentable que Rusia no haya pasado por el Renacimiento: todas sus desigualdades vienen de ahí."

Cierto tiempo después, el séis (6) de Enero de mil novecientos ochenta y cinco (1985), el novelista checo Milan Kundera repite la misma tesis de Ciorán en un escrito que publicó en el New York Times con motivo de la primera puesta en escena en el idioma Inglés de una obra de teatro suya y repite esa tesis de Ciorán a propósito de Kundera referirse al aplastamiento de la Primavera de Praga por los tanques rusos ocupantes de su país natal entonces, y hasta tiempos relativamente recientes, llamado Checoeslovaquia.

¿A qué aludían Ciorán y Kundera con esa tesis en la que medularmente colocan la ausencia del Renacimiento en Rusia como causa de la brutalidad del expansionismo ruso?

Se referían a que como consecuencia de la invasión de los mongoles los rusos pelearon contra éstos y sus secuelas durante varios siglos dentro de una espiral de guerra naturalmente destructora de todo, lo cual concentraba todas sus energías en combatir al enemigo y por ello no había posibilidad de dirigir la atención a nada que fuera expresión del refinamiento del espíritu. De allí que lo único que podía surgir era un espíritu guerrero, un espíritu acostumbrado a cometer atrocidades en nombre de evitar las atrocidades. Creación de ese espíritu guerrero que también se produjo entre los españoles que combatieron a los musulmanes ocupantes de media España durante casi exactamente ocho (8) siglos. Precisamente esa es la médula de la tesis del fenecido historiador venezolano Francisco Herrera Luque expuesta en su obra "Viajeros de Indias" como causa de la proclividad a la violencia traída por los conquistadores españoles y ejercida contra los indígenas en América, y a la que él califica de violencia psicopática. 

Pero mucho antes que Herrera Luque, el célebre autor de "Ensayos", Michel de Montaigne, en sus escritos inauguradores de ese género literario toca los puntos tocados por Ciorán, Kundera y por el referido historiador venezolano, tomando como referencias a las sociedades que menciona en sus escritos, pero a diferencia de Ciorán, Kundera y Herrera Luque resulta que Montaigne    -quien paradójicamente escribe desde El Renacimiento-    es partidario de lo que aquéllos tres critican. Así, Montaigne resalta el contraste sobradamente conocido entre Atenas, ciudad de oradores de altos quilates, y Esparta, ciudad de adoradores del oficio militar, y expresa su admiración no por los atenienses, sino por los espartanos porque en su apreciación la cultura lo que hace es debilitar a individuos y a sociedades y agrega:

"...el estudio de las ciencias reblandece y afemina los espíritus en lugar en lugar de afirmarlos y aguerrirlos. El más fuerte Estado que aparece en este momento en el mundo es el de los turcos, pueblos igualmente adiestrados en el aprecio de las armas y el desdén de las letras. Roma me parece más valiente antes de que fuera docta".

Así mismo expresa:

"Las naciones más belicosas de nuestros días son las más tocas e ignorantes. Los escitas, los partos, Tamerlán nos sirven como prueba. Cuando los godos asolaron Grecia, lo que salvó a todas las bibliotecas de ser incendiadas fue que uno de ellos difundió la opinión de que había que dejar tal bien mueble entero a los enemigos, pues era útil para apartarlos del ejercicio militar y entretenerlos en ocupaciones sedentarias y ociosas. Cuando nuestro rey (de Francia.GC) Carlos VIII, casi sin desenvainar la espada, se vio dueño del reino de Nápoles y de buena parte de la Toscana, los señores de su séquito atribuyeron la inesperada facilidad de la conquista al hecho de que los príncipes y la nobleza de Italia se dedicaban más a hacerse ingeniosos y doctos que fuertes y guerreros".

Más aún: también expresa:

"...la vieja Roma proporcionó en mi opinión, hombres más valiosos, tanto en la paz como en la guerra, que esa Roma docta que se destruyó a sí misma".

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