Genial, Genao
La propuesta fiscal de Genao ¿es el cambio que necesitaba República Dominicana?
Al Poder Legislativo se le aprecia poco, y razones sobran por barrilitos aunque su peso en la separación de poderes, pilar de cualquier democracia real, sea indiscutible.
Sorpresas hay, empero. Una acaba de darla el diputado Rogelio Alfonso Genao, continuación de una estirpe de gladiadores políticos que han sobrevivido a la extinción, tiempo ha, del partido que dicen representar. Lo sobrenatural trasciende las religiones. Versión criolla, avanzada, de darwinismo político.
El legislador vegano ha sometido un proyecto de ley que revoluciona el sistema impositivo dominicano. Lo ha hecho en solitario, como el llanero legendario. Debió de consumir horas de estudio y desvelos para adentrarse con tanta propiedad en las intrincadas venas del sistema impositivo nacional. Admirable es, por demás, su preocupación por la anemia que aqueja a las finanzas públicas, en parte por culpa de los tantos vampiros clientelares que chupan la sangre del Estado sin pudor ni descanso.
Solo los considerandos de la enjundiosa propuesta le funden los sesos a cualquier estudioso. Ni hablar de la maraña de normas fiscales, leyes y resoluciones que modifica; ni de los subsidios que elimina. Cualquier parecido con la fallida reforma impositiva, más bien tributaria, es meramente fortuito, aunque la coincidencia abarque el noble fin de aumentar las recaudaciones y las vías para lograrlo.
La sorpresa sobrepasa lo inesperado, tanto por la solidez del proyecto como por el testimonio de dedicación y esfuerzo logístico, aves rarae en el superpoblado hemiciclo donde el diputado reformista brilla por su novedosa sapiencia.
Tanta certeza sobre la receta fiscal que necesita el país, tanto trabajo aparentemente en claustro, tanto dominio de los vericuetos recaudadores, insisto, merecen un enhorabuena rotundo. De antemano, admitidas las sospechas y la dominicana teoría del gancho.