El museo tunecino del Bardo reabre sus puertas tras más de dos años de cierre
El Ministerio de Cultura de ese país anunció la creación de nuevos espacios y la exhibición de objetos arqueológicos
El museo nacional del Bardo, el más importante de Túnez, reabrirá sus puertas al público el próximo 14 de septiembre tras más de dos años de cierre después de que el presidente Kais Said se arrogase plenos poderes para "preservar la paz social" y ordenase la suspensión del Parlamento, edificio con el que comparte recinto.
El Ministerio de Cultura adelantó este lunes en un comunicado la creación de nuevos espacios y la exhibición de objetos arqueológicos y artísticos que se encontraban hasta ahora fuera del circuito público, incluidos mosaicos y esculturas de mármol, tras varios meses de trabajos de restauración.
Este museo, estrella del patrimonio tunecino, sufrió en 2015 uno de los peores ataques yihadistas de la historia del país, reivindicado por el Estado Islámico y en el que murieron 22 personas, dos ellas españolas.
Más tarde fue golpeado por la crisis del sector turístico, las restricciones de la pandemia y un cierre "temporal" acompañado de un tanque del Ejército que custodiaba su acceso desde que en julio de 2021 el mandatario tomó como medida excepcional la suspensión y más tarde disolución de la Asamblea de Representantes del Pueblo.
Este palacio háfsida del siglo XIX, cuyo nombre proviene de la palabra española "prado", acoge una de las colecciones más grandes y antiguas de mosaicos romanos y piezas que abarcan desde la prehistoria hasta los períodos fenicio, púnico, númida, romano, cristiano y árabe-islámico.
El fresco del poeta romano Virgilio escribiendo La Eneida rodeado de sus musas o el de Ulises atado al mástil de su barco para escapar al canto hipnótico de las sirenas tras sobrevivir a la guerra de Troya, son algunas de sus joyas, con 138 años de historia y considerado el segundo museo más grande del continente tras el de El Cairo.
Desde que el Parlamento retomara su actividad el pasado mes de marzo, la sociedad civil reclamaba con insistencia su reapertura, que alimenta uno de los principales motores económicos, el turismo, del que dependen 400.000 empleos directos e indirectos y representa el 14 % del PIB.
En sus mejores tiempos, el Bardo recibía hasta un millón de visitantes anuales y hasta su cierre no sólo cubría los gastos propios sino que contribuía al presupuesto estatal destinado a la gestión del patrimonio.
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