Jalifa Haftar formaliza a su hijo Sadam como líder en Libia
El anuncio coincide con el 85 aniversario de la creación del Ejército libio en un país que carece de un estado unificado

Sadam Haftar, hijo del mariscal Jalifa Haftar, ocupa desde este lunes el cargo de comandante adjunto del denominado Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), bajo el mando de su padre, que ha asentado su control de facto como líder político del este del divido país.
El mariscal Jalifa Haftar designó a su hijo menor, hasta ahora jefe del Estado Mayor de las fuerzas terrestres del LNA y figura clave en la expansión diplomática del poder de su padre, cuya nominación fue respaldada por el Parlamento, órgano competente para designar el futuro liderazgo militar de la región oriental libia.
El anuncio coincide con el 85 aniversario de la creación del Ejército libio en un país que, desde la caída y asesinato del dictador Muamar Gadafi en 2011, carece de un estado unificado.
De aliado de Gadafi a archienemigo, tras un exilio en Estado Unidos, Jalifa Haftar regresó a Libia tras la revuelta de 2011 y se ha convertido en el hombre fuerte del este y gran parte del sur que controla a través del LNA, donde Sadam ha consolidado su mando.
A diferencia de su padre, soldado de la vieja escuela, el joven Sadam (1991) ha compaginado un rápido ascenso militar con una creciente influencia en las redes económicas de Bengasi y ha dado acceso a sus allegados a empresas estratégicas, del sector petrolero y bancos.
Sucesor político y militar
Desde hace años, las potencias regionales e internacionales miran a Sadam como el sucesor político y militar de su padre, de 81 años, ante lo que ha jugado un papel determinante para normalizar la posición geopolítica del liderazgo del este de Libia, pese a que el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) de Trípoli sigue siendo el reconocido internacionalmente.
El recibimiento de Sadam (1991) por parte de líderes militares en Ankara el pasado mes de abril mostró el cambio estratégico de Turquía que hasta ahora era el mayor valedor del Ejecutivo de Trípoli, al que Haftar ha intentado derrocar desde que el país quedara dividido en 2014.
El asesor principal en asuntos árabes de Donald Trump, Massad Boulos, recibió también en abril en Washington a Sadam, con quien abordó la necesidad de una Libia "segura" y con instituciones "unificadas" para mejorar "la interacción con Estados Unidos y las empresas estadounidenses".
Se le considera el principal interlocutor con Rusia, aliado tradicional de Haftar, y en junio visitó Roma para tratar el aumento de la migración desde costas libias, pese a haber sido señalado por sus vínculos con redes de trata de personas del país norteafricano.
Meteórico ascenso
Sadam participó en las campañas militares de su padre para hacerse con el control de Trípoli (2019-2020) y desde 2016 dirige la llamada brigada Tarik Ben Ziyad (TBZ), un grupo armado del LNA acusado por Amnistía Internacional de "aterrorizar" a la población con "homicidios ilegítimos, torturas, desapariciones forzadas, violaciones y desplazamientos forzados".
El informe del panel de expertos de la ONU, publicado en diciembre de 2023, confirma el control de Sadam no solo en el LNA, sino también en la estrategia de relaciones exteriores y los intereses económicos de este.
Mientras al GUN se le escapa el monopolio de la seguridad por la rivalidad entre milicias armadas en el oeste del país, la familia Haftar ha construido una rígida estructura militar y económica en la región oriental que previsiblemente heredará Sadam, formalizado ahora no solo como líder militar sino como figura política, coinciden analistas.