El presidente francés Macron, en busca de contratos en Arabia Saudita
Macron realiza un encuentro estratégico con Mohamed bin Salman estratégico enfocado en energía y defensa
Emmanuel Macron llegó a Riad el lunes 2 de diciembre. En el palacio real, se reunió con el príncipe heredero Mohamed bin Salman, que alguna vez fue un paria en la escena internacional debido a su participación, según la inteligencia estadounidense, en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
El presidente francés no acudió solo a Arabia Saudita. Se llevó consigo al jefe de Dassault, que espera algún día vender aviones de combate Rafale al reino. El CEO de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, también hizo el viaje: la compañía petrolera francesa está construyendo una gigantesca fábrica de plástico de 11,000 millones de dólares en el país. Y por fin forman parte del elenco el jefe de CMA CGM para el transporte marítimo, y jefes de empresas culturales como Ubisoft, por el lado de los videojuegos.
Ayer por la tarde, el presidente francés y el príncipe saudita firmaron una asociación estratégica. "Transición energética, defensa, movilidad, cultura y mucho más: vamos a multiplicar nuestra cooperación en todos los ámbitos", dijo Emmanuel Macron a través de su cuenta X.
Los dos líderes "acordaron trabajar juntos" en la preparación de la Cumbre de Inteligencia Artificial que tendrá lugar en febrero de 2025 en París, precisó el Elíseo en un comunicado.
Alejarse del "todo petróleo"
El príncipe heredero Mohamed bin Salman está modernizando Arabia Saudita a paso forzado y se ha marcado el objetivo de sacar al país del "todo petróleo" para desarrollar otros sectores, como el turismo, el deporte, la cultura y las energías renovables con un vasto plan de inversiones para 2030.
Pero debido a la muy volátil caída de los precios del petróleo, Riad acaba de decidir reducir sus inversiones en el extranjero o en su mega proyecto de vida lineal en medio del desierto, que finalmente será mucho menor de lo esperado.
Todavía no se trata de una crisis, pero en este contexto, no es seguro que la cosecha francesa de contratos sea tan buena como lo espera París.