Josef Fritzl, el hombre que secuestró y violó a su hija durante 24 años, podría ser liberado
El tribunal austriaco ha aceptado el traslado de Josef Fritzl, acusado de violación, secuestro y asesinato entre otras cosas, a una cárcel normal.
La abogada de Josef ha pedido su liberación
Josef Fritzl, ciudadano austriaco de 89 años, fue condenado en 2009 a cadena perpetua después de que se descubriera que secuestró y violó a su hija durante 24 años. Ahora, el caso ha vuelto a las portadas, pues el tribunal ha aprobado su traslado del centro para delincuentes con problemas a uno normal.
Además, el tribunal también rechazó la petición de su puesta en libertad por parte de la abogada del acusado.
Ésta decisión todavía no es firme, pues el actual informe pericial ha dictaminado que, debido a la demencia que sufre Josef, su deterioro físico y su avanzada edad, 89 años, "ya no existe ningún peligro que haga necesario su internamiento en un centro terapéutico forense".
En declaraciones a la agencia APA, la abogada de Fritzl, Astrid Wagner, calificó de lógica la decisión del traslado y la calificó como "un primer paso" para la puesta en libertad de su cliente, del que dijo "estará" muy satisfecho".
La solicitud fue descartada ante la "energía criminal sin precedentes implicada en los delitos condenados".
La Fiscalía tiene catorce días para recurrir el traslado a la prisión convencional del conocido como 'monstruo de Amstetten', por la localidad austriaca donde cometió sus crímenes.
¿Cómo ocurrió todo?
Josef Fritzl, ex-ingeniero, nació el 9 de abril de 1935. Abandonado por su padre en 1939, quien murió en la Segunda Guerra Mundial en 1944, fue criado por su madre, María Fritzl. La historia cuenta que, supuestamente, fue abusado física y verbalmente, llegando a aprovecharse sexualmente de él, pero el mismo Josef ha negado esa faceta de su niñez.
Se graduó en ingeniería eléctrica y se casó con Rosemarie en 1956. El matrimonio tuvo un total de 6 hijos; la cuarta, Elisabeth, fue quien sufrió la verdadera faceta de su padre Josef, al que la prensa lo califica como el "Monstruo de Amstetten", o el "Monstruo de Austria".
Josef lo tenía todo planeado. Se podría decir que nunca fue un padre ejemplar; en 1976 fue denunciado por violar a una mujer, quien más tarde se convertiría en su esposa, Rosemarie, ya que después de cumplir año y medio de la cárcel por ese cargo, lo volvió a aceptar como si nada hubiera pasado.
Con una historia de comportamientos abusivos y violentos hacia sus seis hijos, Fritzl era un experto en generar terror, pero todo lo enfocó en su cuarta hija, a quien controlaba desde que nació.
Desde los 11 años, Elisabeth fue violada por su padre. Cuando llegó a la adolescencia, cansada de la situación, comenzó a trabajar como camarera en un restaurante para reunir dinero y huir a Viena con un amigo. Pese a que lo intentó, fracasó, pues Josef la localizó y la trajo de vuelta.
Durante los siguientes seis años, Josef construyó en su propia casa un sótano gracias a sus conocimientos de albañil e ingeniero; no permitía que nadie se acercara.
En 1984, cuando Elizabeth tenía 18 años, una tarde él le pidió que le ayudara con una tarea en el sótano. Ella no era consciente de que sería la última vez que viera el exterior; era el comienzo de un secuestro que duró 24 años, en su propia casa.
Para evitar sospechas, Josef les contó a su esposa e hijos que Elisabeth había decidido huir para unirse a una comunidad religiosa, relato del que en un principio dudaban, pero que con el paso del tiempo se fueron convenciendo.
El sótano, de 18 metros cuadrados, era completamente hermético, con cocina, dormitorio y baño. La entrada desde el exterior estaba escondida detrás de unas estanterías. No llegaba ni un sólo rayo de luz y no se escuchaban ruidos del exterior.
Durante los 24 años que estuvo retenida, sufrió violencia y abusos sexuales. Llegó a tener 7 hijos: la primera llegó en 1988 y la llamó Kerstin; en 1989 llegó el segundo, Stefan; después vendrían Lisa, Monika, Alexander, Félix y Michael.
En concreto, los dos últimos llegaron en 1996, eran gemelos, pero Michael, falleció a los pocos días de nacer,y fue el propio Josef quien incineró los restos del bebe sin vida.
Con la llegada de los hijos, el sótano se volvió pequeño, y para evitar ser descubierto, Josef ideó un plan: obligó a Elizabeth a escribir una carta donde decía que en la comunidad religiosa en la que estaba no aceptaban bebés, así que los dejaba a cargo de sus abuelos.
De esta manera, Josef consiguió reforzar su historia y que tres de los hijos vivieran en la parte superior de la casa y los otros en el sótano.
En abril de 2008, una de las niñas del sótano, Kerstin, enfermó y Josef la trasladó al hospital. Una vez ahí, ésta encontró una nota de su madre en el bolsillo donde pedía auxilio, nota que médicos y enfermeras vieron. Cuando la policía tuvo conocimiento de la situación fueron directamente a buscarla.
Para evitar la detención explicó que Elizabeth se encontraba con Stefan y Félix.
El 26 de abril de 2008, después de que Kerstin fuera ingresada, padre e hija aparecieron en el hospital. Ese día acabó el infierno para Elizabeth, una mujer que desde sus 18 años hasta los 42 estuvo secuestrada por su propio padre.
Josef Fritzl fue arrestado como sospechosos de abuso sexual y secuestro. Durante 24 años, abusó, torturó y violó a su hija; tuvo 7 hijos con ella. Cuando el caso se dio a conocer, la prensa lo apodó el "Monstruo de Austria".
Fue condenado a cadena perpetua por los cargos de secuestro, asesinato, abuso sexual, esclavitud, violación e incesto agravados.
Al momento de confesar los hechos, narró cómo la encerró en un zulo, sin ventanas; cómo la mantenía drogada y maniatada. Durante el juicio, el monstruo de Austria afirmó que violar a su hija se había convertido en una adicción. El peritaje psicológico lo describió como una persona sin ninguna empatía hacia sus víctimas.
La policía explicó que había asistido a cursos de formación profesional de electricidad, lo que le facilitó la construcción de una prisión en su propia casa, con una puerta de acceso escondida que se accionaba mediante un código secreto que sólo él conocía.
La esposa de Fritzl, Rosemarie, dijo no saber nada de dónde estaba Elizabeth. Creyó que su hija había desaparecido voluntariamente según las cartas manuscritas que se encontraron de ella.
Ahora, la fiscalía cuenta con catorce días para recurrir el traslado a la prisión convencional del conocido como 'monstruo de Amstetten'. La abogada, en cambio, seguirá intentando obtener su liberación.
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