Empieza la plenaria del Partido Comunista chino con el desafío de enderezar la economía
La segunda economía mundial enfrenta numerosos retos como la baja del consumo o la desigualdad territorial
China celebra este lunes a puerta cerrada la tercera sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista. Se trata de cuatro días de reunión para tranquilizar a los inversores extranjeros en un contexto económico difícil con un crecimiento por debajo de lo esperado. La segunda economía mundial enfrenta numerosos retos como la baja del consumo o la desigualdad territorial.
"¿Qué puede haber más opaco que las cumbres del Partido Comunista Chino? Poco se ha revelado antes de la esperada cumbre económica del tercer mandato de Xi Jinping. Se esperan señales contundentes sobre grandes proyectos."
El gobierno chino persigue objetivos contradictorios: reducir la deuda de las administraciones locales y fomentar el consumo, sin aumentar las prestaciones sociales. Unificar el mercado nacional es todo un desafío dado el proteccionismo regional prevaleciente.
Una de las iniciativas consistiría en reformar el hukou, el famoso "pasaporte interno" que acaba discriminando a los ciudadanos del campo que van a trabajar a las grandes ciudades. Sin embargo, podría generar fuertes tensiones sociales y descontentar a las clases medias urbanas.
Además, dado el envejecimiento de la población, las pensiones aumentan la presión sobre las finanzas públicas.
"Muchos de estos temas ya estaban presentes en la tercera plenaria de 2013. En aquel momento, los dirigentes del partido lanzaron importantes reformas, en particular para reducir la intervención del Estado en la economía. Diez años después, esta práctica sigue muy vigente."
La recuperación económica no cumple las expectativas
Año y medio después de que China levantara las restricciones sanitarias de la Covid-19, la recuperación no cumple con las expectativas. La economía china creció un 4.7% interanual en el segundo trimestre de 2024, según las cifras publicadas este lunes, por debajo del 5.1% previsto por analistas consultados por la agencia financiera Bloomberg.
Uno de los puntos oscuros es el desajuste entre un consumo interno muy débil y unas exportaciones abundantes y que siguen creciendo, aunque Estados Unidos y Europa cierren sus mercados a los productos chinos.
"Es una situación un poco esquizofrénica", explica a RFI Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis. "Porque China no importa casi nada, sólo exporta. Exporta mucho más de lo que exportaba antes de la pandemia. Y eso lleva a superávit comercial muy grande, con 8% de aumento de las exportaciones y una caída de las importaciones del 2,3%. Este modelo de crecimiento no es sostenible, porque el resto del mundo está ya reaccionando a esto".
Recientemente, Estados Unidos y la Unión Europea han aumentado drásticamente sus aranceles aduaneros sobre los coches eléctricos, por ejemplo.
La UE también ha abierto una investigación sobre las subvenciones que Pekín paga a los fabricantes chinos. El presidente Xi Jinping no parece dispuesto a tomar medidas para estimular el consumo interno en el país, lamenta la experta.
"La reacción lógica sería que se dijera a sí mismo: 'se nos están cerrando las puertas del exterior, así que vamos a tomar medidas para estimular el consumo para que se convierta en un motor de crecimiento'. Pero lo más probable es que China siga fomentando la producción industrial de bienes de alto valor".
"Cada vez se debate menos en el seno del Partido Comunista"
Bajo Xi Jinping, estas reuniones del Partido Comunista Chino han sido también una oportunidad para reafirmar la lealtad al partido y a su líder.
Jérôme Doyon, profesor de estudios internacionales del Instituto de Ciencias Políticas de París, considera que esta noción omnipresente tiene consecuencias negativas.
"Uno de los principales efectos es que cada vez hay menos debate en el seno del Partido Comunista. Se compone de 100 millones de personas, así que hay seguro opiniones divergentes, gente que no piensa como los demás, pero cada vez tienen menos margen para expresar esas discrepancias. Corren el riesgo de ser objeto de una campaña anticorrupción o del aparato disciplinario del partido", explica. "Todo el mundo repite lo que cree que debe decir, lo que el líder quiere oír".
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