AIRD plantea sus preocupaciones sobre el etiquetado frontal de alimentos propuesto por Salud Pública
El sector industrial critica que la normativa ignora la realidad del etiquetado actual y podría afectar la competitividad local

La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) planteó tres preocupaciones esenciales que considera deben ser debatidas con las autoridades del Ministerio de Salud Pública, antes de la entrada en vigencia de la resolución que obligaría a los fabricantes a incorporar sellos de etiquetado frontal en los productos envasados.
El Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional (EFAN) consiste en la utilización de sellos visibles con textos en la parte frontal del envase de los alimentos, con el objetivo de informar a los consumidores cuando un producto contiene niveles altos o excesivos de nutrientes críticos, como sal, azúcar y grasas.
El vicepresidente ejecutivo de la AIRD, Mario Pujols, explicó que, tal como está formulada actualmente, la resolución pasa por alto la persistente cultura de incumplimiento en el etiquetado básico en el país, donde se comercializan productos con leyendas en idiomas extranjeros y, en algunos casos, sin registro sanitario.
"Encontramos en el mercado una serie de incumplimientos de la normativa vigente, donde muchos productos están siendo comercializados sin cumplir con el etiquetado básico en español. Hay productos que se venden con etiquetas en inglés, turco, francés, idiomas que no se manejan aquí en el país, y entendemos que se están comercializando en violación al marco legal vigente", detalló Pujols.
"De igual forma, hay una serie de artículos que se comercializan sin el registro sanitario que exige la ley", agregó.
En segundo lugar, la AIRD resalta que la propuesta de EFAN del Ministerio de Salud Pública no se encuentra alineada con el Codex Alimentarius, una colección de normas, códigos de prácticas y recomendaciones reconocidas internacionalmente, publicadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre alimentos, producción, etiquetado e inocuidad.
En ese sentido, cuestionan la guía de medición adoptada por las autoridades, considerando que existen otras metodologías vigentes menos rígidas que podrían ser utilizadas.
Asimismo, la AIRD sostiene que "no hay homogeneidad con nuestros socios comerciales".
Esta tercera preocupación se enmarca en el contexto del libre comercio, tanto en importación como en exportación, ya que el país debe cumplir con diversos requisitos según el destino de los alimentos, criterios que, según la AIRD, también deberían aplicarse a todos los productos que ingresen al territorio nacional.
"Si vamos a tener etiquetado al frente, todo lo que venga (importado) también debe cumplir. Pedimos equidad", reclamó Pujols.
Manifestó que el interés de la AIRD es llamar la atención de las autoridades para que aclaren cómo se abordará este tema antes de avanzar en las discusiones sobre el etiquetado frontal, y así definir una hoja de ruta para su implementación.
"Los consumidores no saben lo que están adquiriendo porque la etiqueta está en otro idioma y no cuenta con la validación de nuestras autoridades del Ministerio de Salud Pública, al no disponer de un registro sanitario", reiteró.
Al ser consultado sobre si esta falta de acuerdos entre los industriales y el Ministerio de Salud Pública podría generar un tranque para implementar el EFAN, Pujols aclaró que "los tranques se dan cuando no hay diálogo", insistiendo en el llamado a mantener conversaciones tanto con el Ministerio como con el Congreso de la República, donde este martes expondrán sus argumentos ante los legisladores.
Medición de micronutrientes en otros países
Durante el taller "Entendiendo el etiquetado frontal y sus desafíos en la República Dominicana", Marcela Rodríguez, directora de asuntos científicos y regulatorios de la Asociación Latinoamericana de Asociaciones de la Industria de Alimentos y Bebidas (Alaiab), explicó que hay dos criterios para valorar el contenido de nutrientes críticos.
Uno es el aplicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cual valora la ingesta diaria recomendada, basándose en una dieta diaria de 2,000 calorías.

Aquí, las calorías se convierten a gramos y así se determinan las porciones, siendo igual o mayor que cinco un producto alto en grasas saturadas, igual o mayor que 12.5 gramos alto en azúcar añadida y mayor a 500 miligramos, es un producto con alto contenido de sodio (sal).
Este perfil de medición ya se ha implementado en Canadá, Estados Unidos, Chile, Perú, Venezuela, Brasil, Paraguay, Ecuador y Bolivia.
En cambio, existe otro perfil, avalado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el cual se evidencia en México, Argentina, Colombia y Uruguay.
A diferencia de la escala de la OMS, este perfil mide porcentajes (no gramos), definiendo a un artículo como alto en grasas saturadas si sobrepasa el 10 % de su contenido y 30 % para las grasas totales. Otro 10 % en el caso del azúcar libre.
En este perfil también se mide la cantidad de edulcorante, en caso de que haya sido endulzado con este ingrediente.
"Es un error (medir así) porque es un ingrediente, no un micronutriente. Están sumando peras con manzanas, OPS suma valores totales de la dieta a un alimento", alegó Rodríguez.
De acuerdo con la experta, las etiquetas bajo este perfil generan confusión en los consumidores, siendo este el elegido por las autoridades de Salud Pública para resaltar en los envases que se vendan en los comercios locales.
"Del lado de la industria, se baja también la innovación porque al final todo lleva sello, un 90 % de los productos terminan con sello", aseguró Rodríguez, sobre la aplicación del criterio de la OPS.
Puso el ejemplo de México, donde son tantos los productos con etiquetado frontal, "que cuando uno entra a un supermercado y todo tiene sello, el sello se vuelve parte del paisaje y sigues comprando igual porque todo tiene sello".
Lo que dice Salud Pública
En una pasada entrevista, Diario Libre conversó con Patricia Grullón, directora de Nutrición del Ministerio de Salud Pública, quien explicó que el objetivo del EFAN es hacer que los consumidores tomen mejores decisiones y más saludables a la hora de comprar sus alimentos.
De acuerdo con Grullón, desde el año 2017 se viene planteando la idea en el país de incluir el EFAN en las etiquetas de los productos preenvasados que se venden en colmados y supermercados. De materializarse el proyecto, será aprobado mediante una resolución del Ministerio.
"El etiquetado tradicional que viene con el producto no va a ser sustituido. Simplemente, lo que queremos es basado en la evidencia decir, según esa etiqueta que ya está ahí, esto tiene una cantidad inadecuada de este nutriente crítico o tiene un exceso", aclaró.
"Todos los días tú no puedes comprar los productos llenos de sellos, porque ya tú sabes que tu dieta no está siendo una dieta saludable", agregó.
Grullón aseguró que se tomó como base el perfil nutricional del dominicano, ponderando los alimentos que predominan en la dieta local, así como la realidad en cuanto a sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación que se exhibe en el país, con cifras de 70.1 % de los adultos con sobrepeso u obesidad; 32 % que sufre de hipertensión y 12 % de diabetes.
Igualmente, estudios recientes han demostrado que el 31.1 % de la población escolar dominicana, de 6 a 18 años, presentó sobrepeso y obesidad.
En el caso dominicano, se eligió el formato de "octágono negro" como medio ilustrativo del EFAN.
No es solo iconografía

Nicolle Valerio Issa, directora ejecutiva de la Asociación de Industrias de Bebidas No Alcohólicas (Asibenas), observó que no se trata de una simple pegatina en la parte delantera de los alimentos, sino de un concepto que puede cambiar la percepción de lo que es saludable y lo que no, de acuerdo a la cantidad de sellos mostrados.
"No es un tema de iconografía, es que cada país tiene un criterio de evaluación", dijo durante su intervención en el taller ofrecido por Rodríguez.
Valerio Issa afirma que el etiquetado frontal debe medirse "lo más cercano a la realidad de lo que come el dominicano", evitando confusión y desarmonización con las etiquetas de otros países.
Al igual que Pujols, pide que se exijan los mismos criterios a los productos internacionales, para que los artículos locales no sean percibidos como "menos saludables, perjudicando a la industria nacional".