Doce años del 4 % deberían motivar a cambios
La intervención estatal no ha tenido efectos significativos en el desempeño estudiantil

En el año 2011, el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard entregó los resultados de un estudio contratado por el gobierno. En el "Reporte Harvard" los autores indicaban: "La razón por la que aumentar el gasto en educación por sí solo no garantiza mejoras significativas en la calidad de la misma se debe a que mayor gasto significa mayores insumos (profesores, libros, aulas), pero en la literatura muy pocas intervenciones de aumento de insumos han tenido grandes efectos en el desempeño de los estudiantes, muchas de las cuales terminan siendo no significativas".
Los autores agregaban: "Por tanto, es necesario reformular el sistema de enseñanza en el país de forma que, aún con los recursos actuales, se obtengan mejores resultados".
La recomendación era clara. Aumentar el gasto no iba a dar mejores resultados. Eran necesarias reformas para mejorar los resultados del gasto que ya se devengaba.
Doce años después, no se perciben cambios que justifiquen haber gastado 2 billones 65,326 millones de pesos o 40,072 millones de dólares. La intervención estatal no ha tenido efectos significativos en el desempeño de los estudiantes.
El 59.95 % del 4 % del PIB para la educación preuniversitaria ha sido destinado a remuneraciones. Los principales beneficiados han sido los empleados; los mayores perceptores del dinero gastado.
Añadiendo, de acuerdo con las estadísticas oficiales del mercado laboral, quienes trabajan en la rama Enseñanza suelen percibir la mayor cantidad de ingresos por hora, alternándose en la primera posición con quienes se encuentran en la rama de ocupación Intermediación Financiera y Seguros.
Es natural que ante tantos recursos las autoridades hayan tenido que gastarlos de alguna forma. Lo que el informe de Harvard se refería a insumos. Esos recursos, aportados por los contribuyentes, han sido aprovechados por un grupo mejor organizado que estos últimos, y que los padres de los estudiantes.
Cuando un grupo de la sociedad tiene incentivos para organizarse en búsqueda de rentas, con la complacencia de las autoridades, lo hará. Es algo estudiado y constatado.
La escolaridad es importante, pero cuando aporta resultados superiores al sacrificio que hacen los individuos para financiar el sistema de educación. Los ministerios, las direcciones, los institutos o las empresas estatales distan de ser proveedores confiables de servicios que compensen en valor lo recibido por los ciudadanos en comparación con los recursos que estos últimos aportan al fisco.
La sociedad debería haber aprendido de esta experiencia que con más recursos no se obtienen mejores resultados a menos que exista un cambio. En el caso de la educación, desde hace cuatro años está pendiente una reforma a su calidad. El resultado debería ser una estructura que introduzca más competencia, para que los padres tengan opciones diferentes no controladas por los actores actuales del sistema estatal, y con mayor participación de la sociedad civil.
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Una colaboración del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees).