Resaca de gastos
Años atrás, los gastos de la temporada navideña se hacían en diciembre; en la actualidad, los gastos extraordinarios comienzan desde mucho antes
Hoy en día no es como era antes. Años atrás, los gastos de la temporada navideña se hacían en diciembre, contando con el doble sueldo. A los supermercados – digamos mejor colmados pues la mayoría no calificaban para ser llamados "súper" – llegaban productos que no estaban disponibles durante el resto del año. Todos esos jamones que se planchaban, las gomitas, las teleras y las cajas de chocolates, así como diversas clases de licores y aperitivos, se unían a otros artículos, entre ellos fuegos artificiales y adornos para el hogar, para conferir a las navidades una carácter muy especial. Y por igual a los presupuestos familiares, en los que se incluían tipos de gastos que no ocurrían en los demás meses.
En la actualidad, los gastos extraordinarios comienzan desde mucho antes. Ya desde octubre se anuncian y se ponen a la venta las decoraciones, golosinas y otros productos otrora reservados para diciembre. Y como si ese adelanto no fuera suficiente, se añade ahora el viernes negro, que últimamente también se ha alargado como por arte de magia, transformándose en mes negro o en semana amarilla, verde o de cualquier otro color.
Las tarjetas de crédito han desempeñado un papel estelar en el cambio, al permitir comprar dejando el pago para después. Esto así suponiendo que se pague a tiempo, pues frecuentemente culminan en atrasos, recargos y cuentas incobrables.
No es difícil predecir el resultado de esa notoria ampliación de la temporada de compras. El monto total de los gastos aumenta en medio de una especie de entusiasmo colectivo. Los impulsos adquisitivos prevalecen sobre el buen juicio, siendo habitual salir a comprar una cosa, y regresar a casa con ella y varias otras más que no se tenía planeado adquirir.
Igual que con otros excesos, en enero, luego de las compras, puede entonces presentarse la resaca, algo así como una sensación de remordimiento derivada de la percepción de que se hizo algo indebido, reforzada por la visión de los balances adeudados.