Nick Raudenski, el cazador de motores en las bicicletas del Tour de Francia
Es el jefe de la lucha contra el fraude tecnológico en la Unión Ciclista Internacional

En un pasado ya lejano, Nick Raudenski "perseguía a terroristas". Actualmente busca motores en las bicicletas del Tour de Francia. "No soy de los que miran para otro lado. Si encontramos algo, saldrá a la luz", asegura a la AFP.
De complexión fuerte, barba poblada, con gorra y voz grave, este estadounidense es desde 2024 el jefe de la lucha contra el fraude tecnológico en la Unión Ciclista Internacional (UCI), una plaga potencial que flota como un espectro por encima de un pelotón cada vez más rápido.
"Cuando llegué, lo primero que hice fue ponerme en la piel de un tramposo. ¿Cómo haría para utilizar un motor sin ser pillado? Exactamente como cuando era investigador criminal en el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos", explica.
"Trabajé en la lucha antiterrorista. Un idiota trató de hacer explotar un avión con una bomba en la suela de su calzado, y ahora todo el mundo debe quitarse las botas en el aeropuerto. Es lo mismo en el ciclismo", añade este hombre, que también ha trabajado para la FIFA, la UEFA y la Agencia Internacional de Pruebas (ITA), el órgano independiente encargado de las operaciones antidopaje de la UCI.
Si a menudo las sospechas de fraude tecnológico acompañan a las grandes gestas de los corredores, el único caso demostrado en el ciclismo profesional data de 2016, cuando la joven belga Femke Van den Driessche, de 19 años, escondió un motor durante los Mundiales de ciclocrós de jóvenes.
Desde entonces se han llevado a cabo miles de controles sin hallazgos parecidos.
"¿Por qué no se ha encontrado nada? O porque no hay nada que encontrar o porque no logramos dar con ello. Estoy aquí para dar respuesta a ello", afirma Raudenski.
- Rayos X -
La UCI refuerza año tras año su dispositivo. En 2024, 192 bicicletas fueron controladas por rayos X en el Tour de Francia, entre ellas la del ganador de cada etapa y del maillot amarillo, un 17% más que en 2023.
"Este año habrá más", insiste la UCI, que lanza paralelamente un programa de recompensas, con incentivos económicos para quienes den informaciones provechosas.
En el último Critérium del Dauphiné, Nick Raudenski permitió entrar a la AFP a la zona de controles, detrás del podio y cerca de la línea de meta, donde intercepta a los corredores.
"Al inicio de la etapa, comisarios controlan las bicicletas con la ayuda de aparatos magnéticos. Pueden darnos la alerta por teléfono si remarcan alguna cosa en particular", explica.
"Después miramos la carrera para ver si alguna cosa sale de lo normal, como por ejemplo un compañero que hace un relevo especialmente largo o un corredor que cambia de bicicleta. Eso no permite apuntar a los corredores que examinaremos en meta, además de los que son automáticamente designados".
- La UCI verifica también las bicis de los corredores que pasan un test antidopaje.
- Para analizar las bicicletas, Nick Raudenski y su equipo usan un aparato de rayos X con el que los técnicos escanean las monturas de arriba a abajo.
- Que la gente crea en el ciclismo -
"Esos aparatos son tan eficaces que se puede ver el número de serie, los cables, todo lo que puede haber en el interior de una bicicleta. Es como en el hospital. Eso nos evita tener que desmontar cada día 30 bicicletas".
Raudenski asegura que su equipo está puesto al día sobre las últimas tecnologías.
El 'cazatramposos' se muestra "muy confiado en cuanto a la eficacia de los controles, mientras que la capacidad de detección de la UCI es a veces puesta en duda.
"Tengo ganas de que la gente crea cuando miran la subida de un puerto y que no se digan: ya está, utiliza motor".
En cuanto a que la UCI pudiera llegar a enterrar un hipotético caso para no perjudicar la imagen del ciclismo, el antiguo investigador es categórico: "¡Jamás!".
"No sé si ocurrió en el pasado, pero no soy de los que miran a otro lado", asegura. "Si encontramos algo, saldrá a la luz".