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Ligia Pérez Peña y Alexandra Santelises: Algo ha hecho bien Conani...

4 % menos de niñas madres el modelo dominicano que sorprende al mundo

Ligia Pérez Peña y Alexandra Santelises: Algo ha hecho bien Conani...
Abuso, pobreza y educación, la triple lucha detrás de los embarazos adolescentes. (DIARIO LIBRE/DANIA ACEVEDO)

Algo ha hecho bien Conani para lograr un descenso significativo en la tasa de embarazo en las adolescentes dominicanas. Todavía es alta, una de las mayores de América Latina, y la edad promedio del inicio de vida sexual activa es de 11- 12 años tanto para niños como para niñas. Pero un problema tan complejo, con tantas aristas sobre las que actuar, no se soluciona fácilmente. Se precisa un cambio cultural, económico y social tan rotundo que es imposible pensarlo en años. Pasarán lustros... si todo sigue en esa dirección. 

De 2020 a 2024 el Servicio Nacional de Salud, que es el que recoge las estadísticas de los casos que se atienden, ha constatado un descenso del 4 % en el embarazo de niñas de 10 a 17 años. Del 22.46 % al 18 %. Ese frío número representa a 9,571 niñas que no han visto su vida truncada. Argentina, Brasil y Chile son los países más avanzados en la contención del embarazo adolescente y ahora el caso de República Dominicana se estudia con interés. Por fin, como un caso de éxito en esta lucha.

Hablamos con Ligia Pérez, presidenta del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia y con Alexandra Santelises, su directora ejecutiva. Las dos, conscientes de la profunda importancia de la misión que enfrentan. Y afortunadamente para todos, muy sensibilizadas por el tema. Las dos irán contestando preguntas en una conversación a tres bandas.

—¿Ese 4 %, es realmente un descenso significativo? 

LP. Es real y es bastante bueno, aunque no en la medida que quisiéramos, pero estos procesos son lentos y no se ven los resultados tan rápido. Es sumamente relevante porque es la primera vez que baja.

—¿Y qué significa?

AS. Estamos diciendo al país que es posible la reducción de embarazos de adolescentes con orientación, con educación sexual. Con todas estas campañas, datos, eventos, actividades, se ha colocado el tema en la agenda pública. Hace tres o cuatro años, cada cierto tiempo se hablaba del tema pero ahora la preocupación y la denuncia son  crecientes.  Y cada vez más, en medios de comunicación, en opiniones, sea a favor o en contra de la educación sexual, se está hablando de que hay un problema. Esa es la primera ganancia. Y  otra es con relación al mito de que a los niños en las escuelas les van a dar contenidos inadecuados, que era lo que frenaba mucho la parte de las Iglesias y de muchos líderes nacionales; ya están viendo que no. 

LP. Algo importante es que esta política -desde su diseño, a su planificación e implementación- puede ser tomada como modelo para otras políticas que fracasan pero que no se identifica el porqué. Este es un modelo de éxito en cuanto a implementación de políticas públicas y se debe a que las instituciones involucradas tienen su rol y hacen lo que tienen que hacer. Eso evita duplicidad de esfuerzos. 

"Seguimos empujando para que en la población adulta sienta que estas situaciones son una violación y no una relación consentida."

—¿Qué es lo que se ha hecho concretamente?

LP. Primero hay que decir que ha habido voluntad política en el gobierno, comenzando por la prohibición del matrimonio infantil a través de la ley 1-21, que era una medida demandada desde hace mucho tiempo como una forma de contener una situación: un adulto seducía a una menor y luego aplacaba el asunto casándose con la niña, muchas veces simplemente la mudaba.

—Pero prohibiendo el matrimonio infantil no necesariamente se reduce el número de  embarazos adolescentes...

AS. Puede que no incida en el embarazo de una adolescente, pero sí es un dique de contención. Porque muchos adultos, si la familia se ponía fuerte, se casaban con las niñas y daban por resuelto el asunto. Pero esa niña, mientras tanto, veía su proyecto de vida deshecho. También ha incidido en el éxito la creación de la Política de Prevención y Atención a las Uniones Tempranas y el Embarazo en Adolescentes (PPA, por sus siglas) que se comenzó a aplicar a principio del 2022. 

—¿Qué acciones concretas emprendieron? 

LP. Antes, otro paso previo importante: se conforma el Gabinete de Niñez y Adolescencia (GANA) al final del 2020, que preside de manera honorífica doña Raquel Arbaje. Articula todas todas las instituciones del gobierno que inciden en el bienestar de la niñez y la adolescencia. Son 18 instituciones, pero además se integran 7 organizaciones de la sociedad civil, nacionales e internacionales. Y entonces se diseña esa Política de Atención y Prevención a Uniones Tempranas y Embarazos en la Adolescencia. Después, se priorizaron 20 territorios donde había una mayor incidencia de uniones tempranas

—¿Cuáles son esos 20 territorios? 

AS. Están en toda la geografía nacional: municipios de San Cristóbal, Azua, Los Alcarrizos, Santo Domingo Este, Higüey, Puerto Plata, Boca Chica, Dajabón... Este año lo hemos ampliado a 16 más.

—Para eso hará falta más presupuesto...

LP. Sí, hemos pasado de un presupuesto en el 2020 de 1.446 millones a un presupuesto en el 2024 de 2.233 millones de pesos. Además se le ha consignado un presupuesto adicional de 2.7 millones de dólares al año a esa política en concreto (PPA) en la que confluyen Conani, Supérate, el Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer. Es un presupuesto orientado a resultados.

—Más dinero... ¿mejor organización? 

LP. Digamos que ese nivel de articulación entre las instituciones ha sido clave. Definir por fin quién hace qué. Porque el interés por reducir la tasa de embarazo adolescente era preocupación de todas las instituciones, pero había duplicidades y contradicciones. Ahora hay colaboración y asignación de tareas concretas.  

—Hace casi 30 años que la educación sexual salió del currículo...

AS. Así es. Hemos desarrollado programas de educación sexual integral en contextos comunitarios, pero también con el Ministerio de Educación. Aunque ha sido un tema controversial por mucho tiempo, eso ha cambiado mucho. Ya incluso el sector de las iglesias, que era el que más se oponía, ha ido cambiando. Están participando de estos programas y muchas de las capacitaciones.

—¿Se puede decir que están dando educación sexual en las escuelas?, ¿o que la van a dar? 

LP. Bueno, no podemos afirmar que están dando educación sexual, pero sí que en estos programas, en el marco de la PPA, hemos contado con ellos y con su colaboración en contextos comunitarios.

—¿Habrá educación sexual en la escuela pública el próximo curso?

LP. Se han diseñado unas guías. Hemos trabajado conjuntamente enfoques y contenidos. Eso ha sido uno de los logros, en el sector educativo le llaman Educación Sexual Integral en Valores. Ya han trabajado con capacitaciones de los maestros, han comenzado con el grado pre-primario y algunos grados de primaria. Pero van en un proceso de diseño y de capacitación de los orientadores y maestros. 

AS. Ha sido un trabajo que ha costado cuatro años. Muchas reuniones, mucho diseño, muchas discusiones de abordar el enfoque, para  desmitificar y disminuir resistencias. Hemos contado con apoyo internacional, asistencia técnica, hemos definido guías de trabajo que se han piloteado

—¿Y qué se ha trabajado a nivel comunitario?

AS. El diseño de programas de educación sexual en contexto comunitario sí nos corresponde a nosotros. Hay unas tres guías de trabajo diseñadas que se pilotearon con apoyo de UNFPA y Flacso Argentina en cuatro territorios. Se ajustaron de acuerdo a lo que se validó: términos, contextos, contenidos. En la actualidad se está midiendo en cuatro territorios más para trabajar con unos dos mil adolescentes, familias y comunitarios.

"En la 69 Asamblea de la ONU, se invitó a un panel sobre esta tema con República Dominicana como único país de América Latina."

Habilidades para la vida

—Guías, campañas, talleres... ¿qué es lo que realmente funciona?

AS. Lo más importante de esta experiencia, lo novedoso, es un diseño que aborda el tema de la prevención y los proyectos de vida de los adolescentes y las niñas. Hablamos de habilidades para la vida, darles opciones de empoderamiento juvenil, para niñas, niños y adolescentes. Para los padres tenemos programas de prácticas de crianza y hay otros proyectos como Team Chicos para trabajar con los varones y también clubes de chicas.

Son  programas con diferentes tiempos, 6 horas, 8 horas, 4 semanas, en ambientes de un contexto comunitario, donde se invita y se motiva. 

—¿Trabajan con las familias?

AS. Se trabaja primero con los padres de ese grupo, con los líderes de la comunidad y después se abordan al menos 7 u 8 contenidos, que van permitiendo a las niñas y adolescentes  de 10 a 17 años  conocer su cuerpo, conocer las señales de alerta, comenzar a dejar de normalizar el tema del abuso, a dejar de pensar que el embarazo es una opción. Porque estamos claros en que las uniones tempranas y embarazos de las adolescentes están vinculados al contextos de pobreza y de exclusión. Muchas veces, estas son las opciones que se utilizan como movilidad social, para salir de los contextos de pobreza. Hay que trabajar el tema del estudio, el trabajo, la preparación, la autoestima.

LP. Una jovencita que inicia este curso, termina de otra manera, porque puede darse cuenta del problema e identificar sus cualidades. 

—¿Educación sexual o salud sexual? ¿Cuál es su enfoque prioritario?

AS. Tenemos 38 centros de atención a la persona adolescente. A la persona, ese es el foco importante. Hay todo un conglomerado de servicios de terapia, de orientación psicológica, acceso a la planificación... Toda la evidencia internacional indica que para la disminución de embarazos y para prevenir embarazos y uniones tempranas hay que incidir en la  educación sexual integral, que ha sido uno de los fuertes de la implementación de la PPA, y el acceso a servicios de salud. Las adolescentes tienen que tener la opción de conocer cómo planificar su sexualidad y las opciones para evitar el embarazo.

—¿Tienen datos sobre tasas de aborto de adolescentes? 

AS. No. Pero sería un dato importante que recoger en próximas encuestas de salud.

Y ellas... ¿qué piensan?

—¿Qué piensan ellas, las niñas y las adolescentes, sobre el embarazo?

AS. Un poco de todo. Muchas se sienten ya realizadas, se ven mujeres, aunque al final se dan cuenta de que realmente eso ha interrumpido su proyecto de vida. Pero no tenemos estudios concretos que revelen esas manifestaciones. Esa primera información nosotros la recogemos en los talleres. Las niñas, lo vemos en las graduaciones, valoran positivamente que gracias a la capacitación van a evitar el embarazo y no van a ser como su hermanita, o la prima, o la amiga del barrio. Valoran que ya tienen herramientas para evitarlo. 

—Tienen la experiencia de los hogares de CONANI...

AS. Sí, estamos en contacto con una realidad muy dolorosa:  las adolescentes que fruto de una violación, de un abuso, de incesto... pasan a la protección especial. El CONANI tiene bajo su gestión los hogares de paso. En el de Jarabacoa están acogidas 80, 85 adolescentes y la mitad o un poco más, o están embarazadas o han dado a luz. Cuando hablas con ellas hay mucha frustración, hay mucha revictimización y mucho rechazo inicial al hijo, a la hija, porque no están preparadas. Estamos hablando de una adolescente de 13 años que ha sido violada, ha sido abusada y que tiene que llevar un embarazo. 

LP. Y luego, inclusive ya con el bebé, todo el tejido familiar está roto, porque muchas veces el abusador es un familiar, hasta el esposo o la pareja de la madre. Y a veces no pueden salir del hogar porque hay juicio pendiente, por ejemplo,  y no puede estar en el mismo barrio o en el mismo entorno. Entonces la adolescente es tres veces víctima. Realmente es un drama profundo

—¿Cuánto tiempo pueden permanecer en un hogar de paso? 

AS. Se supone que no debe pasar de seis meses. 

—¿Y después? 

LP. Continúan ahí. Se va trabajando la situación del entorno familiar, para ver la posibilidad de regresar a ese entorno familiar. Muchas veces se ha logrado, pero otras tantas no se logra. Ellas pasan a programas para aprender algún oficio que les permita, cuando ya cumplen la mayoría de edad, insertarse al mundo laboral, pero también se trabaja con ellas mucho en el ámbito de lo psicoemocional. A los 18 años deben dejar el hogar

—Salir del hogar debe ser un momento crítico para ellas...

AS. Quiero abordar ahí algo importante. Doña Ligia hablaba de los factores de éxito de la PPA, que no se puede ver aislada de un contexto de reforma y de mejora del sistema de protección. Ahí entra el cambio en el abordaje de gestión de casos; estos hogares han pasado de ser lugares de asistencia y de guarda a hogares donde hay un proyecto y un protocolo para trabajar una gestión de casos de forma integral. Todas estas adolescentes van a la escuela, eso es lo primero.

—¿También las que ya son madres y están en los hogares de Conani?

AS. Sí, hay un equipo de niñeras. Se ha trabajado el tema de estimulación oportuna, la inversión en psicología, en terapia especializada para abordar el vínculo, trabajo social para lograr el revínculo con la familia, planes de intervención individual que se desarrollan para cada adolescente. Es tratar de trabajar con ellas un proyecto de vida desde la realidad. Es un proceso largo, tortuoso. 

LP. No todas pueden reconectar con sus familias y muchas veces hay que ser el apoyo para para que logren hacer la transición a la vida adulta, cuando ellas tienen que asumir una vida de familia a los 17 años con un hijo. 

—¿Qué pasa con la familia de estas niñas? ¿Les apoyan, les repudian? 

AS. En muchos de esos casos el violador es el padre o el padrastro y a veces las madres toman la actitud de ponerse del lado del agresor diciendo que esa niña "está hablando mentiras". La situación es mucho más dolorosa porque no recibe el apoyo de quien se supone le debe apoyar. Por eso nosotros estamos muy enfocados en esos programas de orientación a la familia, a los padres, a los tutores, a los cuidadores, a los líderes comunitarios. 

LP. Quizá esas madres actúan, digamos, cegadas por el posible amor que le tengan a esa pareja o por la dependencia económica.  Nos enfocamos en enseñar a la comunidad a identificar las señales de alerta de abuso y a creer en lo que dicen los niños, las niñas, las adolescentes. Porque la mayoría de los embarazos adolescentes son por abuso.

—¿No se dan relaciones sexuales entre iguales? 

AS. Pueden aparecer relaciones entre pares, pero esas son las menos. La mayoría es fruto de violación. El embarazo adolescente -está también ya estudiado- es intergeneracional. Y es un delito, no nos cansamos de repetir la palabra delito para definir las relaciones sexuales de un adulto y una menor.

—¿Cómo se inicia el manejo de un caso concreto?

AS. Cuando una niña habla en los talleres comunitarios, o da señales de problemas en la escuela, hay una alerta temprana en uno de los espacios de formación. Cuando va al centro de salud lo derivan a Conani. Esa herramienta, ese protocolo de actuación entre las instituciones, ha sido uno de los elementos que nos han ayudado a favorecer la prevención. Porque hay prevención y hay la atención, pero lo que queremos es que la balanza se incline más hacia la prevención. Y hay unos dispositivos en Educación para asegurar que no salgan de la escuela, aunque culturalmente hay un estigma. Las  escuelas tienen determinado el seguimiento. 

—¿Se ha avanzado en evitar el abandono escolar? 

LP. Sí, también. Ahora bien, la propia niña, la propia familia, influye en terminar yéndose o a la tanda nocturna o los fines de semana a PREPARA.

—¿Qué hacen con los varones cuando la relación es entre iguales? ¿Trabajan con ellos? 

AS. También entran a los cursos, a los programas y al seguimiento. De manera ambulatoria, a esas parejas se les da seguimiento desde las oficinas. Para asegurar que no dejen la escuela, para involucrarse en uno de los programas sociales de Supérate. Para que se dé seguimiento al embarazo en estos centros de atención primaria o en los centros de atención a la persona adolescente. Ambos son adolescentes, necesitan acompañamiento

—Utilizan la palabra  acompañamiento constantemente... 

AS. Porque no se quiere imponer, necesitan una voz amiga, necesitan orientación. Que no les juzguen, que no les critiquen, sino que les orienten, ayuden, sobre todo emocionalmente y también con herramientas para poder salir adelante. Y eso es lo que estamos tratando de procurar en nuestros programas. Cuando ellas escuchan cuáles son las señales de abuso, algunas van después a hablar con la facilitadora o la psicóloga y le confiesan que ellas están pasando por eso. De una vez se inicia una investigación pero es después que ellas escuchan que lo que les ocurre no está bien. Identifican el abuso que habían normalizado como inevitable. 

—¿Dan seguimiento a su vida después del paso por los hogares? 

AS. No, realmente por la evolución y el tiempo que tenemos de trabajo todavía no hemos dado un seguimiento post-18 años. Aunque estamos tratando con el Programa de Transición hacia la Vida Adulta, de crear algunos mecanismos. Porque hay una imposibilidad de incorporación de estos adolescentes a la vida laboral, a un proyecto de vida profesional. Tiene implicaciones individuales, pero además perpetúa de generación en generación el tema de embarazo en adolescentes y uniones tempranos. Si se logra cortar ese círculo de pobreza en una familia estamos teniendo un impacto en la vida de los y las adolescentes implicados pero también en esa red de familias. Eso tiene implicaciones para el desarrollo y el futuro de un país.

LP. Nosotros tenemos acuerdos con diferentes instituciones como Infotep, el ITLA para que reciban cursos. También articulamos con el Programa 14-24 del plan social Supérate, que es parte también del GANA, ayudas con el club de chicas. Estamos en proceso de incorporar ese seguimiento.

"Lo novedoso de esta política, es que aborda el tema de la prevención y los proyectos de vida de las adolescentes y las niñas."

Repercusión

—El resultado ha tenido impacto internacional...

AS. Sí, porque su implementación ha sorprendido a los organismos internacionales.  Cómo hemos podido, en este país que no tiene tradición de educación sexual y que tiene tan arraigada la normalización del embarazo en adolescentes o de "la seducción digamos de menores" y de uniones tempranas, lograr esa implementación y que ya estemos viendo resultados. En el marco de la 69 Asamblea de la ONU, esto nos llevó a un panel con  República Dominicana como  único país de América Latina invitado. 

—¿Empieza a verse un brote de cambio en esa cultura? 

AS. Sí, hay más muchas más denuncias que antes y en la Fiscalía también. Las denuncias pueden llegar por cualquier vía, pero a donde deben llegar realmente es a las fiscalías. Cuando  son casos que involucran a menores de edad nos informan para que también tomemos parte, nosotros tenemos que garantizar que a esos niños se les de el seguimiento adecuado.  

LP. Ya el ciudadano empieza a entender realmente el papel de Conani. Aunque todavía hay algunos que si ven unos niños en la calle dicen, "¿Y dónde está Conani que no viene a buscarlos?" Yo no me canso de decir que Conani no está para ir a buscar los niños en la calle.  Nosotros, claro, activamos inmediatamente a los equipos para que el Ministerio Público haga su papel e investigue si hay niños en situación de calle. Ahí sí  tenemos que tomar esos niños bajo protección, pero  solo con una orden del Ministerio Público. 

—¿Qué sigue?

AS. Seguimos empujando para que en la población adulta sienta que estas situaciones  son una violación y no una relación consentida. Falta avanzar en uno de los componentes que está previsto en la PPA, que es el tema de la persecución. Estamos hablando de continuar no normalizando relaciones entre adultos y menores de edad y también de que comience y se amplíe el tema de la persecución y la condena. Se normaliza evitar la denuncia en las localidades porque hay relaciones primarias. Si hay un desafío importante es ese: comenzar a tener los mecanismos en las comunidades para pasar a la denuncia y fortalecer la investigación y la penalización. 

TEMAS -

Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.